Esos ataques, fuera de lugar e irresponsables en un país de la OTAN y de la Unión Europea, demuestran que Sánchez, además de haberse corrompido con el exceso de poder que acumula, se está haciendo imbécil.
Antes de la protesta de la embajada de Israel, la adhesión de algunos ministros sanchistas a Hamás había despertado inquietud y rechazo en Bruselas.
La Comisión Europea, con su presidenta, Ursula Von der Leyen, a la cabeza, está cada vez más «molesta» con la deriva del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en temas tan sensibles como la amnistía que negocia con el eurodiputado prófugo Carles Puigdemont y la defensa de Hamás, a pesar de sus crueles matanzas perpetradas en Israel.
Sánchez parece haber perdido el norte y está haciendo imbecilidades, una detrás de otra. Su reciente foto con los dirigentes de BILDU fue otro inexplicable error de un tipo como Sánchez, que hasta ahora había logrado sobrevivir a errores tan mayúsculos como el indulto a delincuentes catalanes, las mentiras e incumplimientos de sus promesas electorales y el asalto al Poder Judicial, entre otros.
El Sánchez de estos días parece otro, desde luego mucho más imbécil que el de antes de las elecciones de mayo, donde sufrió una derrota humillante, y de julio, en las que salvó los muebles, aunque con tan pocos diputados que necesita recoger apoyos en todo el espectro político y pagarlos a un precio que humilla y enfurece a millones de españoles.
La simple negociación con Puigdemont de una amnistía y de un referéndum sobre la independencia de Cataluña son movimientos tan torpes e irritantes que carecen de sentido en un dirigente político occidental y teóricamente demócrata. Más bien son pasos propios de tiranos podridos de poder y envilecidos.
Ponerse a Israel en contra es un feo negocio y eso lo saben todos los líderes políticos del planeta, salvo los idiotas. Isael tiene influencia poderosa en las finanzas mundiales en el sistema bancario mundial, en Estados Unidos, en la industria armamentística y en muchos de los grades negocios. Con Israel en contra, España puede tener problemas con Marruecos, con Estados Unidos, con Gran Bretaña y en el seno de los grandes foros mundiale, desde la OCDE hasta la ONU, la Unión Europea, la OTAN y otros muchos, además de perder grandes negocios para las empresas españolas.
Si esto no se corrige, al sátrapa Sánchez no sólo le deberemos la demolición de la España de los valores y del esfuerzo, sino también la pérdida de la prosperidad y daños en casi todos los sectores de la economía y las alianzas internacionales.
Francisco Rubiales