Entre ellos no hablan de ideologías, ni de programas, sino de poder, de privilegios y dinero para los socios y del reparto de la suculenta tarta del Estado.
Se trata de un cónclave vergonzoso que sería impensable en cualquier otro país de Europa y del bloque occidental, en el que la democracia, aunque mermada y devaluada, sigue siendo la bandera común y el Estado de Derecho es un baluarte intocable.
El piloto de todo ese conglomerado de porquería y corrupción ética y política es Pedro Sánchez, el más ambicioso y peligroso de los políticos españoles en muchos siglos, aspirante a tirano consagrado y desconocedor del decoro y de escrúpulos éticos y políticos.
La anterior legislatura, acabada en julio de 2023, demostró que lo que Sánchez ha creado con sus alianzas contra natura, desprovistas de principios y valores, es puro fascismo práctico. Fascismo es mentir, fascismo es colocar a los amigos al frente de las empresas e instituciones, fascismo es comprar voluntades, periodistas y medios, fascismo es adoctrinar a través de los medios, fascismo es acabar con la independencia judicial, fascismo es repartir los recursos de manera arbitraria, dando a los amigos el grueso del pastel y marginando a los adversarios, fascismo es crear cordones sanitarios a los partidos adversarios, fascismo es acaparar poder, despilfarrar, endeudar al país hasta la locura, imponer la opacidad y el secreto en las operaciones y decisiones de gobierno, prostituir la democracia, proteger a okupas y delincuentes y subir los impuestos más de lo necesario, sin otro fin que acaparar dinero para comprar votos y ganar las elecciones.
Pero no contento con eso, Sánchez quiere crear una alianza estable y permanente con sus socios, consciente de que los socialistas, unidos a comunistas y a toda la morralla antiespañola, totalitaria y esparcidora de odio, pueden ganar una elección tras otra y, de hecho, constituir una alianza fascista que impida la alternancia y el juego democrático.
En España, aparentemente, subsisten las formas democráticas y Sánchez respetará la apariencia, pero en la práctica toda la democracia ha saltado por los aires: Poder Judicial en manos del partido de gobierno, instituciones controladas, incluso las que en democracia tienen que ser independientes, compra de medios, institucionalización de la mentira, compra de votos, distribución injusta de los bienes públicos, acoso y marginación de los disidentes y un largo etcétera de aberraciones y violaciones de la democracia y la misma Constitución Española.
Francisco Rubiales