El Sr. Sánchez no encuentra razón o motivo para la “polémica” en la instantánea que demuestra a la Sra. Mendia y Otegi cocinando juntos en una suerte de “txoko”. Encuentre o no encuentre algo el Sr. Presidente, lo objetivo es la deserción del Sr. Múgica, con un durísimo “no en mi nombre” y el malestar ocasionado entre los conspicuos del partido por la actitud del máximo dirigente. Lejos quedan los tiempos en que el Sr. Guerra pronunciaba su célebre frase “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”, o aquellos en los que gobernando D. Felipe, escuchábamos al Sr. Aznar su archirrepetido “váyase Sr. González”. Ninguno de aquellos líderes trató de saltar el marco constitucional, se retrató con etarras ni ofreció un referéndum ilegal no vinculante a un presidente de cierta comunidad autónoma que considera al resto del pasí habitado por “bestias taradas”. No sé si se trata de indignidad en estado puro, de un patológico deseo de permanecer en la Moncloa el mayor tiempo posible, o el intento de evitar una hecatombe electoral del PSOE. El problema reside en que el precio de la estupidez y la ignorancia terminamos por pagarlo todos los ciudadanos.