El
viernes el programa de La Sexta “Equipo de Investigación”, emitía el reportaje
“Fenómeno Sandokán”, en el que analizaba la vida del actual concejal del
Ayuntamiento de Córdoba y líder de Unión Cordobesa, Rafael Gómez Sánchez. Y
además se emitía el mismo día que se conocían la sentencia de la Audiencia
Provincial de Málaga por el conocido como “Caso Malaya”; sentencia que
condenaba al Sr. Gómez a 6 meses de prisión por el delito de cohecho, así como
a una multa de 150.000 euros.A
Sandokán no lo conozco, por lo que no puedo dar una opinión sobre este
personaje más allá de lo que habla la prensa y de lo que he podido escuchar de
personas que sí lo conocen. Y he de decir que si tuviera que hacer caso a las
personas que lo conocen debería hablar bien de Rafael Gómez. Porque todas estas
personas hablan bien de él; te comentan lo que ha ayudado (y ayuda) a muchas
familias, la de trabajo que ha generado y de lo bien que trata a sus empleados,
no solo en relación al sueldo, sino también en cuanto a atenciones y trato
personal. Algo que se pudo apreciar en el reportaje de “Equipo de Investigación”.
Y eso es cierto, Rafael Gómez ha creado mucha riqueza y mucho empleo en
Córdoba, ha dado trabajo a muchas familias. Porque
el cohecho está ahí, así se ha sentenciado y así creo que sucedió. Pero ¿de
quién es la culpa?, ¿de los políticos o de los empresarios? Porque yo me pongo
en la piel del empresario y no sé qué habría hecho. Me imagino con un terreno
comprado, con la posibilidad de levantar una urbanización, y con un político
pidiéndome dinero para darme los permisos, ¿qué habría hecho?, pues imagino que
pagar, más cuando me temo que ha sido una práctica común, que pagaban todos. Es
decir, que el que no entraba en el juego, el que no pagaba, no podía construir.Contestando
a la pregunta anterior, creo que la culpa es de los políticos, la
demostración de que el sistema ha fracasado, pues el sistema no ha sido capaz
de poner los medios para evitar estos casos de corrupción. Aunque hay que aplaudir
que se haya investigado y que los responsables hayan sido condenados. Y si el
sistema ha fracasado, ¿por qué no se cambia?, porque los casos de corrupción,
con este sistema, continuarán produciéndose. A lo mejor la solución es que los
empresarios no pasen una y denuncien todas las corruptelas.