Entonces, con estas opciones podés resolver una salida de picnic en familia, un almuerzo con amigas cerquita de la pileta, un tentempié para cualquier momento del día o puede convertirse en una variante muy práctica para almorzar en la oficina comida sana y casera.
¡¡Ahí van algunas propuestas!! Divertite inventando nuevas y después contame qué tal resultaron.
Sándwich de atún:
Mezclá una lata de atún al natural (me parece más sabroso, al mismo tiempo que más fácil para digerirlo que los que traen aceite o salsas, aunque se escurran bien) con 2 cucharadas colmadas de mayonesa light (si preferís, podés incorporar queso crema light en lugar de mayonesa porque le va muy bien y queda exquisito), pimienta recién molida (la que más te guste, pero el bouquet siempre aporta variedad y, con ella, sabores muy interesantes...) y pizca de nuez moscada hasta formar una pasta.Cortá un tomate redondo grande en rodajas finas (No lo peles ni le saques sus semillas; recordá que en ellas están las vitaminas que nos hacen taaaan bien. Además, ayudarán a mantener con cierta humedad al sándwich). Condimentalo a gusto con sal, pimienta, orégano y tomillo.
Cortá algunas aceitunas verdes y prepará hojas de lechuga de tu gusto (morada, capuchina, criolla...). Las hojas verdes pueden o no condimentarse; si lo hacés, mezclá una cucharada de aceite de tu gusto con sal, jugo de limón y pimienta (a mí no me gustan los vinagres ni la salsa de soja, la miel o el jugo de naranjas para acompañar las verduras de hoja, pero si son de tu gusto podés optar por otras alternativas para darles sabor a tus ensaladas o, como en este caso, a tus hojas verdes).
El pan ideal para este sándwich es uno con muchas semillas (puede ser integral o de salvado, pero bien colmadito de semillas - los que las traen por encima o aquellos que tiene semillas por los cuatro costados están perfectos -).
Untar las rodajas del pan (tostadas para que queden más crujientes y menos frágiles) con abundante pasta de atún que preparaste, espolvorear las aceitunas por encima, añadir rodajas de tomate y completar con las hojas de lechuga seleccionada.
Es delicioso, refrescante y vas a quedar feliz con la propuesta. A tu familia le va a encantar para un picnic al aire libre o una receta de domingo a la noche (cuando ya no tenemos ganas de hacer nada) y con tus amigas vas a quedar como una reina por la invitación.
Sándwich Mediterráneo:
Cortá rodajas gruesas de queso Brie (como no es económico, te propongo reemplazarlo por queso Portsalut o una versión mucho más cremosa; sé que no es lo mismo en absoluto, pero podemos adaptar la receta a nuestro bolsillo y quedar satisfechas también) y condimentá con pimienta. Apartá rodajas de berenjena asada (Lavá y secá muy bien las berenjenas, cortalas en tiras finas en sentido longitudinal y colocalas en asadera a la que, previamente, rociaste con aceite vegetal en aerosol. Salá, condimentá con pimienta, orégano, tomillo y romero y cociná de ambos lados hasta que se asen y queden bien blandas. Una vez que las sacás del horno, sazonalas con nuez moscada. Son riquísimas y sirven para añadirlas a cualquier preparación: ensaladas, sándwiches, pizzas, revueltos, pastas y tentempiés).
Cortá tomate en rodajas finas y condimentalo con sal, pimienta, orégano y tomillo. Prepará un buen puñado de hojas de rúcula (si querés preparales una marinada con aceite neutro, sal, pimienta y jugo de limón; antes de incorporarlas en el sándwich, las rociás con la marinada).
Prepará una baguette, cortándola a lo largo (si no querés emplear pan blanco, podés elegir pan de salvado en rodajas o pan de semillas; incluso, hay baguettes de pan integral y de pan negro) y quitándole parte de la miga.
Disponé sobre el pan las rodajas de queso, espolvorealas con semillas de sésamo blanco ligeramente machacadas en mortero y tostadas en una sartén (para que larguen sus aceites esenciales), las berenjenas asadas, las rodajas de tomate y la rúcula recién condimentada.
Una variante: Si a último momento descubrís que te habían quedado algunos champiñones olvidados en la heladera, podés filetearlos e incluirlos en la receta o - en caso que no te gusten crudos - rehogalos en apenas (assssí de poquitito) de aceite, sal, pimienta, orégano y estragón (una pizca porque dejará un gusto bastante dulzón).
Te va a encantar el sabor que se logra combinando las berenjenas, con el queso, el tomate y la rúcula (con champiñones añadirías un toque de sofisticación y muuucho sabor a la receta). ¡Éxito asegurado!
Sandwich de Parmesano, huevo y tomate:
Prepará 2 cucharadas colmadas de queso crema con ciboulette picada bien chiquita (puede o no estar rehogada, dependiendo de tu gusto personal).
Cortá un tomate grande en rodajas finas y condimentalas con sal, pimienta, orégano y tomillo. Picá un huevo duro y condimentalo a gusto. Rallá queso Parmesano en hebras gruesas o escamas (podés hacerlo con un utensilio especial o con un cuchillo). Lavá brotes de champiñones (si no conseguís, podés reemplazarlos por brotes de alfalfa) y marinalos (antes de incorporarlos al sandwich) con aceite, sal, pimienta y jugo de limón.
Sobre pan árabe de salvado (también puede hacerse con las versiones de pan blanco, con semillas o integral) ligeramente tostado para que esté bien crujiente, untá abundante queso crema con ciboulette. Incorporá las rodajas de tomate y el huevo picado. Por último, agregá la hebras de queso y los brotes marinados.
Fresca, sabrosa y liviana con una deliciosa mezcla de texturas y sabores entre picantes, dulzones y ácidos.
Advertencia: Si no vas a comer enseguida los sándwiches, asegurate que las rodajas de tomate no queden en contacto directo con el pan porque, en poco tiempo, lo humedecerán y perderá cierta elegancia el sándwich.