Sangre de cristal

Por Martindealva

Abre la noche y despierta en mi el deseo inalienable del gozo de tu compaña, de sostener tu mirada bajo el manto de las estrellas, de sentir tu fría y tersa piel abrazar la yema de mis dedos.

“He dejado de contar las noches en las que en mis sueños
era yo la elegida para humedecer tus labios,
para ser cosida por tus ojos más allá del brillo de mi piel,
he dejado de contar las noches que no era yo quien te daba de beber”.

 Descanso y vivo entre la melodía de la canción que sólo por una noche será nuestra, que agudiza mis sentidos para volar más allá de los muros de mi existencia y encontrarme a tu lado.

“Cierra los ojos, reposa en el diván,
y observa cómo sinuosa deslizo ante tus ojos,
marcando el baile prohibido al resto de los sentidos…
ven…
acércate…
huele esta esencia que he destilado
sólo para la única noche en que tú y yo seremos uno…”

Susúrrame el sonido de tu aroma cayendo sobre el lecho de cristal, susúrrame el eco de tu ausencia en los segundos que armonizan los besos que endulzan mis labios… cae en mi… entra en mi… baila en mi… sé parte de mi y permite que fluya bajo el compás de tus olas…

Abre la noche y despierta en mi el deseo inalienable de acariciar tu piel en el cristal que miro, acaricio y saboreo para ser parte de ti en la sangre de la vid en la que me baño.

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