A primera hora de la mañana, con las rosas frescas y recién rociadas de agua, ya decían algunos editores y libreros que Sant Jordi 2014 haría una caja de 18 millones de euros en Cataluña (entre el 8% y el 9% de las ventas del año solo en este día). La capacidad adivinatoria del sector editorial raya la de algunos medios de comunicación cuando calculan, a posteriori, el número de personas que se concentra en una manifestación. Pero la prensa pone oído al parche y se predispone a titular por ahí. Dicen los diarios en sus ediciones digitales vespertinas, horas antes de poner en marcha las rotativas, que el clima hace que las rosas y los libros se vendan más. Se trata de una crónica anunciada en la que se masca y se busca el optimismo moderado.
Miles de personas en la calle y más de 120.000 libros comprados en poco más de doce horas con un 10% de descuento. Diez mil libros a la hora pasan del librero al lector en las ciudades catalanas. Ya no me atrevo a especular cuántas rosas naturales, híbridas y coloreadas se amustiaran en miles de jarrones y potes de plástico. Hasta las turistas de pantalón corto se pasean por La Catedral y las Ramblas de Barcelona con ellas en la mano.
Una fiesta, en fin. Colorido y todo eso, en fin. También este año mucho autor mediático vivo será el que más libros firme y venda, aparte del gran García Márquez a quien muchos lectores descubrirán tras su muerte. Lo de las colas en las firmas es una especie de ritual inexplicable.
Amazon ha preparado para este Sant Jordi una decena de firmas virtuales de autores para los que se descarguen sus e-books, pero eso de darle la mano al autor y decirle que ponga una dedicatoria a tu nombre o al de tu suegra parece que será inexpugnable por lo digital.
Este año, dicen que las "esteladas" en muchos tenderetes superan a las del pasado Sant Jordi, como también son más los vendedores de libros de viejo con fines solidarios e incluso se están superando los gadgets independentistas que se pueden adquirir. Por descontado, hay una veintena de libros que hurgan en "el proceso" catalán. ( En la cosa como le llama Antonio Baños. Vamos el reflejo del país.
Con pocos metros de distancia la carpa azul del PP, con personal trajeado, se disputa la atención de los paseantes con la de Esquerra Republicana que pide firmas para la votación independentista. Hasta Antonio Franco (ex director de El Periódico) ha coincidido con Pedro J. Ramirez (ex director de El Mundo) y con Anguita. Este último rehuía a los fotógrafos diciendo que "está en contra de que los políticos se hagan fotos bajando a la mina". El no estaba en la mina, pero sí firmando en la carpa de una librería, que debe ser algo parecido.
Fiesta de todos los colores y para todos los colores, como las rosas tintadas e híbridas que se marchitarán a las pocas horas en los jarrones de las casas; como los libros para muchos de los paseantes de hoy, pasado el día de Sant Jordi. ¿Por qué no durarán más las rosas?