A todo esto, que conste que no me opongo a que los famosos publiquen. Ya he comentado alguna vez que sería injusto que alguien dejara de tener oportunidades por el hecho de ser mediático, ya que ser popular y tener vocación de escritor no son cosas incompatibles. Ahí están Risto Mejide, Màxim Huerta o Boris Izaguirre, por ejemplo, que serán buenos o malos, pero hacen literatura y ya tienen unas cuantas novelas publicadas. Lo que nos gusta menos a los lectores, creo, es que algunos publiquen libros sobre su vida o cualquier tema banal, porque todavía resulta más evidente que venden por ser quienes son y no por lo que escriben. Aun así, insisto: tienen derecho a existir, se dirigen a otro público y, en un momento tan complicado para el sector editorial, esas elevadas cifras de ventas son muy buenas para las editoriales, para que sigan apostando por obras de calidad que tienen una acogida menor. No lo olvidemos: del dinero ganado nos beneficiamos todos los lectores. De todas formas, tampoco negaré que los comentarios que leí el día 23 sobre famosos que firmaban me dejaron un poco pasmada, y mucho me temo que la situación se repetirá en las próximas ferias. Tienen derecho a existir y son útiles para el sector, pero como lectora me gustaba creer en Sant Jordi como un día de homenaje a los libros y los escritores. Creo que los mediáticos, sobre todo los que no hacen literatura, no reflejan este espíritu y son vistos como "intrusos" en la gran celebración de los lectores. En cualquier caso, esto no deja de ser una simple idea romántica sobre el mundo literario, y ya sabemos que con esto no se va a ninguna parte. Me quedo con el hecho de que para nosotros, los lectores habituales, no hace falta esperar a este tipo de acontecimientos para disfrutar de la lectura.
A todo esto, que conste que no me opongo a que los famosos publiquen. Ya he comentado alguna vez que sería injusto que alguien dejara de tener oportunidades por el hecho de ser mediático, ya que ser popular y tener vocación de escritor no son cosas incompatibles. Ahí están Risto Mejide, Màxim Huerta o Boris Izaguirre, por ejemplo, que serán buenos o malos, pero hacen literatura y ya tienen unas cuantas novelas publicadas. Lo que nos gusta menos a los lectores, creo, es que algunos publiquen libros sobre su vida o cualquier tema banal, porque todavía resulta más evidente que venden por ser quienes son y no por lo que escriben. Aun así, insisto: tienen derecho a existir, se dirigen a otro público y, en un momento tan complicado para el sector editorial, esas elevadas cifras de ventas son muy buenas para las editoriales, para que sigan apostando por obras de calidad que tienen una acogida menor. No lo olvidemos: del dinero ganado nos beneficiamos todos los lectores. De todas formas, tampoco negaré que los comentarios que leí el día 23 sobre famosos que firmaban me dejaron un poco pasmada, y mucho me temo que la situación se repetirá en las próximas ferias. Tienen derecho a existir y son útiles para el sector, pero como lectora me gustaba creer en Sant Jordi como un día de homenaje a los libros y los escritores. Creo que los mediáticos, sobre todo los que no hacen literatura, no reflejan este espíritu y son vistos como "intrusos" en la gran celebración de los lectores. En cualquier caso, esto no deja de ser una simple idea romántica sobre el mundo literario, y ya sabemos que con esto no se va a ninguna parte. Me quedo con el hecho de que para nosotros, los lectores habituales, no hace falta esperar a este tipo de acontecimientos para disfrutar de la lectura.