Sin embargo, la historia de la “santa de la música” hay que comenzarla en el siglo IV, época en la que se puede probar que su culto y es conocido entre los cristianos, pero no los romanos, sino los griegos. Si bien el martirologio pseudo-jeronimiano del siglo IV la trae a 14 de abril, asociada a los mártires Tiburcio, Valeriano y Máximo, ni la "Depositio martyrum" romana del siglo IV, ni el martirologio cartaginés de principios del siglo V, conocen la memoria de Santa Cecilia. Sí que la incluye el misal del papa San Gelasio (20 de noviembre), con lo cual se puede decir que ya era venerada. En Roma llegó a tener tres iglesias dedicadas, una en Monte Iordano, otra en Campo Marzio, que la tradición identificaba como la casa natal de Valeriano, y la que queda hoy en día la del Trastévere, que se dice está edificada sobre su casa natal. En 821 el papa San Pascual I (11 de febrero) habría tenido una visión en la que la santa le decía que estaba enterrada en el cementerio de San Calixto, junto con Valeriano. Excavaron en el sitio señalado, y hallaron el cuerpo envuelto en una rica tela, cubierto el rostro por un velo y las señales de los tres golpes en el cuello. Trasladaron el cuerpo a esta iglesia y monasterio benedictino dedicados a la memoria de Santa Cecilia. En el siglo XIII las monjas camaldulenses sustituyeron a los monjes.
Como fuese, puesto que de Cecilia solo conocemos el sitio de su sepultura, ¿de dónde salió su relación con la música? Pues sale de un error de traducción de la “passio”, cuyo origen está en el Metafraste: Esta passio dice, literalmente “venit díes in quo thálamus collacatus est, et, cantátibus órganis, illa in corde suo soli Domino decantábat: Fiat Dómine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar”. Lo que significa “llegó el día en que subió al tálamo, y, mientras los instrumentos, ella en su corazón a su único Señor cantaba: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados, y no sea yo defraudada”. Entendamos "tálamo", no como el lecho nupcial, al que no llegó a subir según la misma leyenda y "passio", sino como el momento cumbre del desposorio con Cristo. Y entendamos el “mientras” como un “a la par”, o “al mismo tiempo”. Con lo que la frase lo que quiere decir es que Cecilia cantaba en su corazón a la par de los instrumentos. El error de la traducción estuvo en traducir “órganis” como instrumento musical, cuando solo se refiere a instrumentos (en este caso los martiriales) y “cantátibus” como “cantar” o “sonar”. De ahí a creer que el órgano emitía música y Cecilia cantaba no hubo más que un paso que la iconografía completó añadiéndole como atributo un pajarito cantor, que luego el renacimiento y el barroco cambiarían en un órgano tubular. Aunque el órgano como instrumento musical es antiguo y ya era conocido por los romanos, su uso era escaso y en la Iglesia, solo en algunas, no entró hasta el siglo VIII, no antes. Últimamente, según avanza la decadencia de la música litúrgica, la vemos con guitarras y hasta maracas.
Diferentes leyendas cambiarían esta frase de contexto, pues si se refiere a instrumento musical no pintaría nada en medio del tormento, que es donde realmente hay que ubicarla. Así que la leyenda, para reafirmarse a sí misma, contó que mientras sonaban los órganos en el banquete de su boda, Cecilia cantaba melodías celestiales en su corazón. Y esta es toda la asociación con la música: un error. Un error aumentado por la iconografía, la piedad y la espirtiualidad devota. Solo un ejemplo, tomado de un sermón en honor a la santa: "...esta Virgen no se emplea en otra cosa que en alabar a su Esposo, en bendecir su bondad, en implorar su misericordia, en aplacar su justicia, y en hacerle favorable a todos los hombres (...) Mas como sabia muy bien que la música no puede menos de ser grata a aquel que todo lo hizo con harmonía, (...) acompaña al órgano su delicada voz, y dando vida a aquel instrumento inanimado, enseña a las criaturas insensibles a cantar las alabanzas de su Esposo. 'Cantantibus organis decantabat Cecilia'". Aquí incluso con las palabras cambiadas. Aunque algo sí que la salva, es cierto que, según la “passio”, al menos en su corazón, Cecilia cantaba u oraba con el salmo 70.
-"Martirologio Romano". Madrid, 1791.