En 720, luego de la muerte de Odilia, fue elegida abadesa, siendo la segunda que conoció el monasterio. Bajo su cayado el monasterio ganó buena fama por su actividad intelectual y su excelente celebración de la liturgia. Se le atribuye la realización de un milagro, cuando multiplicó pan y vino para las monjas, durante una fuerte helada. Estuvo en el cargo durante 15 años, falleciendo el 16 de septiembre de 735. Fue sucedida por su hermana Santa Gundelindis. Su cuerpo fue sepultado en la capilla de San Juan Bautista, cerca de la tumba de Santa Odilia, donde se veneraron ininterrumpidamente hasta el siglo XVII, cuando los herejes suecos las profanaron junto al monasterio en la Guerra de los 30 años. Solo pudieron recogerse unos cuantos huesos dispersos que se trasladaron a las iglesias de Willgottheim y Obernai, teniendo especial culto en esta última.
Su memoria en origen era a 16 de septiembre, hoy es a 26 del mismo mes.
A 26 de septiembre además se celebra a Santos Cipriano y Justina, mártires.