Revista En Femenino

¿Santa o Pecadora?: Una Mujer, sobre la Retórica del Cuerpo

Por Nasreen_amina
¿Santa o Pecadora?: Una Mujer, sobre la Retórica del Cuerpo

“El Velo” de Claudio Bravo, es arte

¿Quién decide que es lo adecuado para decir sobre el cuerpo de una mujer? La respuesta correcta es la más lógica: La misma mujer, obvio. Pero las cosas no son así en la vida real. En lo cotidiano, las mujeres aún no tenemos el derecho de elaborar una retórica sobre nuestro propio cuerpo, más bien, este aun está sujeto a la retórica de otros.

En general, esta retórica dice que si una mujer expone alguna de las partes de su cuerpo considerada sexualmente atractiva, es porque busca sexo; si está tapada, es una mujer modesta y tímida; una mujer usando un traje se considera “adecuada”, en cambio otra usando mini falda, es una chica fácil en busca de “acción”; una mujer que cubre sus pechos es una mujer seria, quien no lo hace, no lo es y tiene que aguantarse los “piropos” cuando no, groserías de parte de otros. ¿Porqué? ¿Quién define esto?

La verdad es que, aún después de muchos años de lucha y a pesar de que las mujeres hemos ganado el reconocimiento a muchos de nuestros derechos, todavía no podemos hablar de nosotras mismas en los términos reales que quisiéramos. Como mujer, todavía no tengo el derecho de vestirme como yo quiero, sin ser etiquetada o recibir los juicios sociales sobre mis intenciones, estilo de vida y opciones, de acuerdo a cuantos metros de tela me cubren.

Algunas semanas atrás, comencé un album de fotos en Facebook, llamado “Nasreen”. Sin más explicaciones, sólo decir que “la  ropa no define a la mujer”. En algunas fotos aparezco con velo, en otras no, y en otras es posible ver claramente mis senos.

Para mi no hay diferencia, ya que sigo siendo la misma persona: Una ser humano escogiendo su vida, lo que incluye tomar decisiones sobre lo que viste y la manera en que se cubre, por una necesidad social, porque tengo que salir a la calle e interactuar con las personas, de lo contrario me la pasaría todo el año en mi pijama rojo con estampado de gatitos.

Recibí muchos mensajes privados de varones, exigiéndome que, por favor y de manera perentoria, removiera las fotos donde se podían ver mis senos. Tengo que decir que las más escandalizadas eran las mujeres. Sí, algunas mujeres musulmanas estaban ultra-shockeadas y no dudaron en chantajearme con la religión y acusarme de falta de modestia; en resumen, se mostraron muy furiosas de que yo fuese la orgullosa portadora de una copa D!

Es interesante como trabaja la hipocresía: Sospecho que esos mismos señores que elevaban los ojitos al cielo por mis senos, no tienen ningún problema en mirar pornografía o en cosificar a sus mujeres, y a todas las mujeres, diariamente. Yo creo que el problema no es con mi cuerpo ni con mis senos. El verdadero oprobio es que soy más que un cuerpo para cosificar: Soy una mujer tomando decisiones, construyéndome, con suficiente coraje para asumirme como soy, desechando las convenciones y los permisos de otros para definirme a mí misma, des-y-cubriendo mi cuerpo tanto como deseo, sin dar explicaciones a nadie.

Más interesante aún es como trabaja la manipulación del Patriarcado, en su perversión separatista y destructora de sororidad: Muchas mujeres musulmanas se viven quejando de los prejuicios que caen sobre ellas por el uso de velo, pero Ay! están listas para tirar piedras contra las mujeres que lucen diferente. Y Porqué? porque miran la etiqueta y no la persona, sin reparar que al hacerlo, devuelven ojo por ojo o, más bien, prejuicio por prejuicio.

¿Cuál es el problema con la piel, con la desnudez? El problema está en nuestras cabezas y en la concepción cultural del cuerpo de la mujer como pecaminoso. Recuerdo una retórica popular de mis años con las monjitas: “La mujer es culpable de la perdición de la humanidad, porque de su cuerpo emana la tentación”.

Allah -así nombro a Dios- no me envió con una tarjeta de compras para vestirme en Falabella cuando nací. No hay verso en el Corán que relacione la desnudez o el cuerpo de la mujer, ni el del hombre, con la vergüenza (esa es la Biblia). La modestia que pide el Islam, no tiene nada que ver con la ropa, sino con las acciones, con la ética social y, sobre todo, con el manejo de las intenciones: ¿Dónde hay más falta de modestia? ¿sobre mi piel o sobre las cabezas que le atribuyen lascivia?

¿Santa o Pecadora?: Una Mujer, sobre la Retórica del Cuerpo

También es arte. Creación divina

Usar hiyab o velo islámico no me convierte en una santa, ni menos me protege de ser asaltada o violentada en alguna forma; no usarlo, tampoco significa que estoy pidiendo ser acosada sexualmente o buscando alguna “propuesta indecente”. Ninguna mujer debería ser etiquetada por la manera en que se viste; tenemos que deshacernos de la necesidad de juzgar a otros de acuerdo a nuestros propios marcos y pobres limitaciones.

Las afirmaciones relativas al vestido-desnudez son creaciones culturales, y afectan la libertad, la auto-imagen y la auto-valoración de las mujeres. Es una lástima que las mujeres pensemos que está bien reproducir dichas afirmaciones sobre nuestro cuerpo, y cubrirlo porque hay algo malo con él. Estar desnuda, semi-desnuda o vestida debe ser una decisión personal fuera de todo juicio de valor. El hecho de que alguien pueda sentirse ofendido por la piel de otra persona, dice más del ofendido que del otro u otra.

Así que, paren con la polémica de mis fotos: Si, tengo un cuerpo curvilíneo y relleno y qué? Me siento orgullosa de él y muy cómoda con mi sexualidad.

Yo no puedo hacerme cargo de las etiquetas y juicios de valor que ustedes ponen sobre mí, según si estoy más o menos vestida. No es mi culpa si ustedes se sienten ansiosos por la vista de mis senos. No es mi responsabilidad controlar sus impulsos sexuales ni menos, cargar con sus problemas de inseguridad personal. Tampoco está en mi lista, evitar sus ideas perturbadoras sobre mi cuerpo, que los puedan atormentar durante el día.

Mi objetivo con las fotos, es naturalizar mi cuerpo, remover cualquier atributo simbólico, sin importar si está cubierto o no. Son ustedes los que me dividen en santa o pecadora; yo me sigo viendo como una mujer completa: ¿Pueden ver la persona detrás de la piel o del velo? Yo nací desnuda, sin etiquetas ni conceptos sobre mi cuerpo.

¿Ustedes quieren usar el Islam para auto-reprimirse? Háganlo! pero no sobre mí. ¿Les preocupa la dignidad de las mujeres? Luchen por ello! únanse a mí para terminar con el Patriarcado en vez de estar mirándome los senos en Facebook!

No necesito una razón, una causa humanitaria, ni una revolución o lo que sea, para elegir cómo, cuando y donde quiero estar. Soy quien soy, más allá de la tela y- especialmente- más allá de los códigos de represión. Tengo derecho de hacer que mi cuerpo hable como quiera y sobre lo que quiera; me atribuyo la prerrogativa de construir mi propia retórica sobre el cuerpo.

El día en que las mujeres no tengamos que justificar las decisiones sobre nuestra anatomía e imagen; el día en que podamos ejercer el derecho a rechazar etiquetas y criterios de otros sobre nosotros, sin que nos pongan en duda o nos enjuicien; el día en que una mujer sea definida como algo más que la hembra del varón, llegará: Tal vez yo no lo vea, pero me aseguraré de haber hecho todo lo posible por contribuir a que ese día se acerque.

También, un día de estos me desnudaré, para seguir firme junto al principio de mostrarme tal como soy. Sólo porque sí… y con velo.


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