“La Santa” (Ávila)
A veces la gente, conocedora o menos de los escritos teresianos, se pregunta y pregunta a los especialistas: ¿Por qué podemos considerar a Teresa de Jesús una mujer moderna? ¿Qué pueden aprovechar de su vida y doctrina los lectores nuestro tiempo? La respuesta, como es previsible, será diferente dependiendo de quién la dé y el interés que vea en los que preguntan.
1 – En primer lugar, Teresa es “moderna” porque ha escrito una serie de Obras llenas de sabiduría que se editan en su lengua original y en traducciones en muchas lenguas cultas. No sé si es caso único en la literatura universal, pero se han conservado milagrosamente los autógrafos. Primero, su Vida, inicialmente destinada a un pequeño grupo de censores para que juzgasen si sus “experiencias místicas” estaban causadas por su loca fantasía o por la acción de Dios o del mal Espíritu. Es un texto complejo de historia personal y familiar, un manual de teología espiritual, un texto admirable en el que emerge el YO omnipresente de Teresa. Después, el Camino de perfección, un manual para enseñar a hacer oración; las Moradas, una introspección de la autora en su Yo descrito como un “castillo” con siete “moradas”, primero oscuras por la imperfección humana y que se van iluminando con la presencia en ellas de Dios; y, finalmente, las Fundaciones, un precioso libro de viajes con sus penas y alegrías por los caminos de España. Complemento a sus obras, sus Cartas, conservadas milagrosamente del naufragio de las hojas volanderas.
2 – Todas estas Obras son un auténtico archivo de noticias sobre su persona, su familia y la historia de su tiempo. Al no ser una escritora sistemática y ordenada, escribe a golpe de los recuerdos de lo vivido, oído o leído, de experiencias religiosas y humanas propias o ajenas, de intuiciones, de sentimientos, y escribe sobre ella que es siempre la protagonista. Leyendo a santa Teresa, me da la impresión de que es una fuente con manantiales permanentes; que lo escrito son sus sentimientos del momento, pero enriquecidos por la retaguardia de lo aprendido y retenido en la memoria o lo intuido más allá de lo sabido. Sus escritos respiran sinceridad, excitan la curiosidad para seguir leyendo, nos dan la sensación de que estamos ante una “Historiadora”, que narra “lo que sucedió” en su vida y en el marco del siglo XVI. Este sentimiento que transmite sinceridad, es uno de los “valores” de sus escritos que pueden apreciar y utilizar los historiadores de todos los tiempos. (Es lo que he intentado demostrar en mi obra: Santa Teresa de Jesús. Historiadora. Publicada en el Editorial de Espiritualidad, de Madrid, 2021).
3 – Los creyentes en Dios encontrarán en sus Obras completas un cúmulo de doctrinas que explican los teólogos sobre Dios en sí mismo y sus relaciones con los hombres y el mundo, los valores morales del cristianismo, etc. Los espirituales y místicos se identificarán con la exposición de las experiencias de Teresa sobre Dios, de Cristo y del Espíritu Santo y cómo interviene en la historia y en las acciones de los seres humanos. Son ellos los que mejor entenderán las descripciones que hace Teresa de las potencias del alma —memoria, entendimiento y voluntad— cuando son invadidas por la presencia misteriosa de Dios. Así como la elección divina de ciertas personas para realizar en la historia una misión especial.
4 – Los mismos ateos y agnósticos, no cerrados a las posibles intervenciones de Dios en la historia y en la persona humana, pueden sospechar que la creencia en su existencia no es una teoría que se puede impugnar porque no cae bajo el control de la ciencia, sino una posibilidad que han “experimentado” algunas personas privilegiadas llamadas a crear instituciones para el servicio de Dios y de la humanidad. Podrán pensar que la creencia en Dios tiene un fundamento racional. (Como nota curiosa, recuerdo que en Mi Teresa (biografía de la Santa), se la dedico a creyentes, ateos y agnósticos. (Burgos, EDE, 2019).
5 – Los psicólogos y psicoanalistas descubrirán que Teresa describe todo un mundo “interior” del hombre, sus facultades mentales y espirituales, el entramado de su yo, sus pasiones, sus deseos, sus realizaciones, sus frustraciones, sus sueños y esperanzas, su último destino, etc. Los creyentes admirarán no solo los mecanismos psicológicos, sino cómo interviene Dios en ellos y marca su destino. Sobre todo en el libro de la Vida y en las Moradas los especialistas del profundo encontrarán materiales para sus estudios.
6 – Los literatos descubrirán en los escritos de santa Teresa una lengua viva, popular y sabia, rica de matices y novedades, llena de fantasía, descriptiva de las interioridades del ser humano y de la historia de su tiempo. El lenguaje de la madre Teresa es inconfundible con sus dibujos de personajes conocidos, de paisajes y percances en los caminos, de fenómenos atmosféricos, etc. Dudo si su lengua escrita remite en ocasiones a los libros de Caballerías. Y un humor e ironía fina sin molestar ni a los protagonistas ni a los lectores.
7 – Los historiadores de la Iglesia y de la sociedad descubrirán muchos materiales para reconstruir todo el entramado de la Iglesia de su tiempo: su estructuración jerárquica y sus funciones, los instrumentos represivos, como la Inquisición a la que critica de manera abierta e inteligente; la situación de la mujer en la misión apostólica, la prevención contra las mujeres orantes y con “fenómenos” místicos, etc. Lo mismo digamos de la vida de las instituciones de la Iglesia, las culturales, las órdenes religiosas, etc. La Iglesia es una de las instituciones que mejor están dibujadas en la exposición de la madre Teresa por lo que dice o por lo que deja intuir.
8 – Los y las feministas, defensores de la mujer en la sociedad, encontrarán textos asombrosamente libres y atrevidos; materiales abundantes para demostrar el estado de marginación en que se encontraban las mujeres en el siglo XVI, también en las estructuras de la Iglesia jerárquica, y cómo Teresa, mujer libre, propone no solo la igualdad con el varón en su capacidad misionera, y en las experiencias místicas.
9 – Los tiempos presentes. No puedo dejar de pensar en lo que sucede en nuestro tiempo en relación con el conocimiento, el aprecio y la devoción que manifiesta el pueblo cristiano en relación con santa Teresa. Soy testigo del interés de los habitantes de Ávila por santa Teresa en los momentos precisos de su fiesta en octubre: novena, procesiones, fiestas populares, etc.. Un historiador no crítico pensaría que la presencia misma de esas masas populares es indicativa de un conocimiento de la vida de santa Teresa y su doctrina. Mi sospecha es que la hipótesis no se realiza en la vida cotidiana de las gentes.
Menor conocimiento de la Santa tienen los visitantes de aluvión que, como suelo sospechar, muchos grupos de turistas “no vienen” por propia cuenta, sino que los “traen” las agencias de viajes a visitar Ávila. En ambos casos, es raro que se preocupen de conocer más y mejor a la Santa llevándose de recuerdo una de sus obras escritas, etc. En cualquier caso, creo que algún buen recuerdo quedará de la “Santa”. Sean todos bien venidos.