El consejero delegado de DKV, Josep Santacreu, aboga por la creación de una entidad independiente que sea capaz de medir la responsabilidad social corporativa (RSC o RSE) que realizan las empresas y emitir posteriormente un informe sobre la eficiencia de la RSE en el desempeño de las compañías.
De esa manera, además de separar el polvo de la paja entre aquellos que hacen RSE de escaparate y los que lo aplican con criterios profundos en el seno de su organización, se podría vislumbrar el retorno de ese esfuerzo lo cual serviría para que más empresas y directivos tomaran conciencia de la efectividad de apostar internamente por la RSE.
Sancracreu lanzó esa idea en el marco de una conferencia realizada en la sede de la Fundación Bertelsmann en Barcelona, dentro del ciclo ‘Círculo de Economía Responsable’ organizado por la Cámara de Comercio Alemana para España y PWC.
El planteamiento del ponente se centró en su en un contexto de crisis, las empresas deben volver a sus fundamentos (el foco en el beneficio y el retorno para los accionistas), o bien si se debe generar valor para todos los stakeholders. En el fondo, o Friedman o FreeMan. Él apuesta porque la empresa debe cumplir una función social y tener un comportamiento ético, a parte de la estricta función económica.
Está convencido que las empresas serán más competitivas si aplican los principios de la RSE. “Hay evidencias de ello”, en referencia al informe Reptrak sobre percepción de la marca. Para hacer más consistente esta inversión apuesta por la creación de una alianza empresarial intersectorial que consiga medir los retornos de la RSE.
Según un reciente estudio de The Economist España es el país donde la RSE está mejor valorada. El 70% de la población está a favor que las empresas incorporen en su ADN estos principios y apuesten por ser social y medioambientalmente responsables.
Con estos datos en la mano, Santacreu defiende que aunque solamente se contemple desde un punto de vista preventivo, las empresas deber proponer una respuesta en esta ínea, más si cabe teniendo en cuenta que hoy en día, con le advenimiento de las nuevas tecnologías, los ciudadanos cada vez tienen mayor capacidad de respuesta para boicotear aquellas iniciativas empresariales mal vistas.
Para él las empresas van a tener que avanzar más rápidamente en esta línea en un contexto donde la capacidad del tercer sector por ayudar a la sociedad se va a reducir. Tiene claro, por ejemplo, que la actividad en este sentido, desarrolladas por las obras sociales de las cajas de ahorros, se va a reducir de manera sensible en los próximos años. “Las empresas debemos apostar por cambiar la sociedad a través del trabajo del individuo en la empresa. Y es que los directivos tenemos la obligación de utilizar la empresa para mejorar a la ciudadanía”.