Santanderinos:Don Antonio Cossío y Escalante, modelo de sacerdote

Por Dapalo

Nieto del insigne escritor Amós de Escalante, vivió con entrega el sacerdocio:sus feligresías, la Legión de María, los Cursillos de Cristiandad, las Convivencias Sacerdotales, el Consejo Presbiteral, el Consejo Diocesano de Pastoral, el confesionario, el grupo de jóvenes (que tanto le ha llorado), la Cáritas Parroquial, los Cursos de Confirmación...Y su querida Virgen de la Esperanza

Don Antonio fue durante muchos años Consiliario de la Hermandad de la Esperanza de Santander.

Don Antonio Cossío y Escalante nace en Santander el 25 de octubre de 1928.

A los ocho años pierde a tres hermanos, asesinados por milicianos del Frente Popular en el barco-prisión Alfonso Pérez.

Cursa sus estudios sacerdotales en el Seminario y Universidad Pontificia de Comillas. El 11 de julio de 1954 recibe la ordenación sacerdotal y en noviembre es designado Párroco de Herada de Soba y La Cistierna.

En 1956 es nombrado coadjutor de la Parroquia de San Francisco en su ciudad natal.Y es nombrado Párroco de la misma en 1980.Vivió con entrega el sacerdocio:sus feligresías, la Legión de María, los Cursillos de Cristiandad, las Convivencias Sacerdotales, el Consejo Presbiteral, el Consejo Diocesano de Pastoral, el confesionario, el grupo de jóvenes (que tanto le ha llorado), la Cáritas Parroquial, los Cursos de Confirmación.... fueron campo abierto a su constante labor de siembra y cosecha.

Siendo coadjutor de San Francisco, fue Don Antonio el gran impulsor de la adquisición de la talla de la Virgen de la Esperanza, siendo nombrado Director Espiritual de la Hermandad de la Esperanza el 15 de Abril de 1958.

Entregó su alma apostólica al Señor el 4 de febrero de 1989, después de dar insignes ejemplos de amabilidad y fervor.Los que asistieron a la recepción de los últimos Sacramentos nunca olvidarán aquel bajarse del lecho, en un increíble esfuerzo dado su debilitado estado de salud, para recibir al Señor Sacramentado.

Los numerosos sufragios habidos por su alma, su recuerdo perenne en la Iglesia en Santander, dan la medida de la enorme figura de de Don Antonio, ejemplo de sacerdotes.