Santiago de Compostela

Por Gabriel Fernández Muñoz

Desde Ourense tomamos un tren para dedicar un día a visitar Santiago de Compostela, una vez allí nos esperaba una fuerte lluvia durante parte de la mañana que por la tarde cesó. Mi primera vez en la ciudad, tras el desayuno llegamos a la Plaza del Obradoiro, el centro de peregrinación de Santiago de Compostela, testigo de la historia de una ciudad milenaria, su nombre describe el lugar de trabajo de los artesanos. Es para mí una de las más bonitas que he visto.Las construcciones que delimitan esta Plaza del Obradoiro son el Pazo de Raxoi que la cierra por su parte occidental justo en frente de la fachada principal de la Catedral de Santiago, el Hotel de los Reyes Católicos y por último, el Colegio de San Jerónimo, actual sede del rectorado de la Universidad de Santiago. Guarda una simbología muy profunda al tratarse del final del Camino de Santiago para la mayoría de los peregrinos, tras cientos de kilómetros a sus espaldas.Es un lugar de alegría e incesante bullicio, tanto de los peregrinos que felizmente alcanzan por fin su meta como de los numerosos turistas que llegan para visitar su gran patrimonio monumental.

Las plazas de Platerías, al sur; Azabachería, al norte y A Quintana, al este, acompañan a la Plaza del Obradoiro en la tarea de rodear la Catedral de Santiago dando lugar a un entorno arquitectónico y cultural que no te puedes perder si visitas Santiago de Compostela.Bajo la lluvia hacemos cola para entrar en la Catedral de Santiago de Compostela, la obra más sobresaliente del arte románico en España. Es, además, la meta final de todos los Caminos de Santiago, que durante siglos han llevado a los peregrinos de la Cristiandad hacia la tumba de un apóstol. Por si fuera poco, fue la piedra inaugural para la construcción de esta urbe monumental, que nació en un bosque sagrado del fin del mundo con vocación de Ciudad Santa y Patrimonio de la Humanidad. Aunque no pudimos acceder a la misa del peregrino, tuvimos la oportunidad de visitarla.

A la salida nos dirigimos al Mercado de Abastos un lugar con un encanto especial que combina un mercado tradicional con la Nave 5 dedicada a la repostería donde degustar un buen pulpo o zamburiñas. El actual mercado fue construido en el año 1941 y está edificado en el mismo emplazamiento que el anterior mercado, que era de 1870

"O Mercado de Abastos de Santiago é un lugar capaz de despertar a máxia dos cinco sentidos a través da súa ampla oferta de produtos frescos e artesanais. Pola nosa historia, arquitectura, calidade e tradición somos o segundo lugar máis visitado da cidade de Santiago de Compostela". Se indica en un mural en el mercado.


Dejamos el centro histórico de la ciudad para visitar el Parque de la Alameda, data de mediados del siglo XVI, cuando fue donado a la ciudad por el Conde de Altamira. Tiene un diseño de jardín mediterráneo con numerosas especies subtropicales que lo convierten en uno de los parques públicos más importantes de Europa, en lo que a flora exótica se refiere. Bordea una parte de la ciudad antigua y tiene unas magníficas vistas de la Catedral y las fachadas oeste de los principales monumentos.
En su entrada La Alameda nos recibe con la escultura de las Dos Marías, dos personajes populares de la ciudad, cuya fama se debe a que realizaban un paso diario, a las dos de la tarde durante los años 1950 a 1960 por el casco antiguo de Santiago de Compostela, siempre vestidas y maquilladas de manera excéntrica.


Para despedirnos de la ciudad y antes de volver a subir al tren vamos a visitar el exterior del Convento de San Francisco, declarado Monumento Histórico Artístico, este convento fue creado por San Francisco de Asís durante su peregrinaje a Compostela para venerar el sepulcro del apóstol en el año 1214. Se dice que este convento fue encargado a un carbonero, de nombre Cotolay que, milagrosamente, encontró un tesoro con el que pudo costear esta obra.


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