Santiago, el menor o más joven, fue un apóstol que pasó bastante inadvertido.
Nada se sabe qué hizo durante el Ministerio de Jesús.
Tras la muerte de Cristo predicó en Palestina y Egipto, donde fue crucificado, ya que allí estaba muy mal visto ir en sandalias.
Por alguna razón su cuerpo fue troceado.