Más difícil es llevarlo en el bolsillo. Me refiero a la terrible realidad que se cierne en torno a este monumento. Iglesia, autoridades locales y una fundación privada protagonizaron esta semana un intercambio de pareceres sobre la situación de la catedral y su futuro que no presagia nada bueno. No habrá Año Santo hasta el 2021 y eso se traduce en que no habrá ingresos extraordinarios. Mientras, la humedad, el polvo, la sal y hasta las algas, hacen mella en esta joya de forma irreparable propiciando su degradación.
Esta semana los técnicos de la Fundación Barrié, que llevan casi tres años intentando salvar el Pórtico de la Gloria, señalaron que no tiene sentido emprender la rehabilitación de la obra del Maestro Mateo si no se atajan las filtraciones de agua procedentes de la fachada barroca de la plaza del Obradoiro. El conselleiro de cultura, representante del poder local, respondía a esto anunciando que iban a gastar 2,5 millones en la fachada del Obradoiro. Pero la Iglesia asegura que este dinero ya se ha destinado a otros fines.
Mientras miles de peregrinos sigan anhelando abrazar al Apóstol el espíritu del Camino estará vivo. No perdamos el rumbo. Santiago es emoción, es pasión, es sentimiento, pero también es planificación, presupuesto, colaboración entre entidades y ¿por qué no?: Europa. A ver si se enteran Merkel y Sarkozy ahora que están haciéndola nueva.