El Damiani le aceptó admirado de aquella penitencia, y luego escribiría su biografía. Sin embargo, Damiani intentó templar sus fervores penitenciales, por saber de falsos penitentes que comenzaban a poblar los monasterios, que buscaban más la atención del mundo que la verdadera disciplina. Sabiendo que había disciplinas que no nacían de la humildad, sino de la soberbia, la Iglesia estaba vigilante y ponía orden llamando a la obediencia, cambiando la disciplina por oración y obras de caridad. Por ejemplo, la costumbre de recitar el salterio disciplinándose con ¡15000 azotes! fue sustituida por cien años de penitencia canónica. Sin embargo, con Domingo no hubo forma de sacarle de su penitencia extrema. Podemos afirmar que si no pudo sacarle la coraza Pedro Damiani, hombre de carácter fuerte y con autoridad, es porque vio en él espíritu divino y no otras cosas. Cuentase que una ocasión en que Damiani estaba fuera, al regresar al monasterio, Domingo le confesó con lágrimas en los ojos: "He sido un hombre sensual". ¿La razón? Pues haber añadido algo de hinojo amargo al pan seco con el que se alimentaba.
Pedro Damiani le encomendó ser superior del monasterio del Monte Vicinio, cargo que aceptó solo por obediencia, aunque poco mandó, pues su única acción era la oración y la penitencia. Murió el 11 de octubre de 1060, mientras cantaba con sus hermanos monjes la hora canónica de Prima.
Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.
A 14 de octubre además se celebra Santa Angadrême de Beauvais, abadesa.