Terminó sufriendo inmerecidamente Santos, retrasándose en exceso cuando ganaba con comodidad y el trámite del juego le era favorable, pero a fin de cuentas logró una clasificación que acaba siendo justa si se tienen en cuenta ambos compromisos.
En el marco de un encuentro dramático, cambiante y dotado de muchísimas alternativas, los nervios de Cerro Porteño se hicieron sentir muy pronto, aunque en ello influyó indudablemente el tempranero y a su vez inesperado tanto logrado por el Santos.
Dos minutos de juego iban cuando Pedro Benítez bajó a Neymar cercadel vértice izquierdo del área, Elano ejecutó con maestría el tiro libre y Zé Eduardo se anticipó a Piris para anotar el primero y apagar el entusiasmo de un público local exultante.
Lució suelto estando en ventaja Santos y su imagen de equipo confiado y sereno se contrapuso a la de un Cerro ansioso, impreciso y desordenado, al que se le advirtieron grietas que el cuadro brasileño aprovechó para hacer circular con tranquilidad el balón.
Impulsado por Juan Manuel Iturbe, reemplazante de un Iván Torres que debió retirarse a los diez minutos de juego por una dolencia en su isquiotibial derecho, Cerro comenzó a reaccionar lentamente.
Iturbe aportó cambio de ritmo y aunque en todo momento faltaron ideas, el cuadro de Leonardo Astrada al menos comenzó a aproximarse con cierto peligro al área rival, sin crear chances claras debido a su escasa claridad en los metros finales.
Aunque había perdido algo el control del balón, Santos no sufría. Jugaba con la desesperación rival, a la espera de alguna acción en la que pudiera explotar la velocidad de Neymar y así establecer aun más diferencia en el tanteador.
La misma acabó llegando y aunque el crack brasileño fue participe de la misma, quien ocupó el papel principal fue el arquero Diego Barreto, protagonista de un blopper que sorprendió a todos.
Tras una sucesión de toques en mitad de cancha, Edu Dracena decidió buscar a Neymar con un pelotazo largo. Este partió habilitado y luego de dejar picar la pelota ya muy cerca del área chica, fue arriba a intentar cabecear. Quien ganó, no obstante, fue Pedro Benítez, que de cabeza la tocó atrás para un Barreto que en lugar de tomar el balón intentó despejar con los puños, introduciéndolo en su propio arco.
Obligado, ya a esa altura, a convertir cuatro goles, Cerro tuvo la suerte de conseguir rápido el descuento, tres minutos después y por intermedio de Cesar Benítez, quien conectó de cabeza el tiro de esquina ejecutado desde la izquierda por Iturbe.
Se sintió reanimado el equipo paraguayo y beneficiado por el retroceso de Santos, disfrutó de diez minutos auspiciosos, los últimos de la primera parte, en los que empujado por su publico buscó con desesperación otro gol, pudiendo convertir tras una escapada de Dos Santos y un remate centrado de Bareiro que controló bien Rafael, a los 36.
Tras ello, Astrada decidió apostar definitivamente al todo o nada. Quitó del campo a Burgos, su volante central, e introdujo al hábil Juan Manuel Lucero, ex futbolista de Olimpia y Colón de Santa Fe.
Si el entrenador hizo bien o mal se podrá discutir, lo cierto es que las consecuencias fueron inmediatas y los espacios para el Santos se abrieron definitivamente, siendo aprovechados por Arouca y Neymar, quienes iniciaron y concluyeron un contragolpe que culminó con la grandiosa definición de este ultimo y el tercer gol visitante.
Seguramente confiado en que su ventaja era lo suficientemente potable, Santos inició el complemento demasiado relajado. Ya no le importó el balón y le cedió por completo la iniciativa a Cerro, esperándolo agazapado cerca de su arco.
Presuroso por esa obligación de tener que convertir nuevamente cuatro goles, el “Ciclón” se aprovechó de ello, cargando como sea contra el área defendida por Rafael, sin nada de lucidez, pero dejando el alma.
Llego luego, el descuento de Lucero, a los 60, tras un centro de Fabbro que Bareiro alcanzó a rozar con su cabeza. Aun quedaba tiempo y la ilusión del público en las tribunas había renacido, lo que hizo que el equipo no bajara los brazos.
Y entonces siguió insistiendo Cerro, empujando aun más pero intentando progresar casi siempre por el centro, cuando más conveniente era hacerlo por las bandas, siempre una solución cuando los equipos rivales se cierran bien.
Benítez y Cáceres tuvieron sus chances, pero el empate a tres finalmente llegó con un bombazo formidable y desde afuera del área de Fabbro, a los 81. Aunque restaban algunos minutos, ya era tarde.
Ya en el final, la violencia ocupó nuevamente la escena. A Muricy Ramalho le arrojaron un objeto contundente desde la platea y el encuentro debió ser suspendido por algunos minutos, recuperados luego y validos para que Cerro Porteño exhiba su orgullo y el capitán del Santos, Edu Dracena, fuera expulsado.
No hicieron falta, esta vez, grandes apariciones de Neymar. Bastó el oportunismo. La Copa Libertadores ya tiene a uno de sus contendientes en la serie decisiva. Este jueves conoceremos al otro.