Sara Montiel, la estrella y el tormento

Publicado el 08 abril 2013 por Jediloy @jediloy
MATRIMONIOS Y ROMANCES
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León Felipe la consideró una de sus musas; Ernest Hemingway le enseñó a fumar.
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Ni todas las pasiones de matrimonios y romances que la relacionaron con numerosas personalidades, salpicaron la brillante carrera de la actriz Sara Montiel que sucumbió este lunes en Madrid.
Su otra pasión después de la música, el amor de su vida, el empresario y periodista mallorquín Pepe Tous, fue el punto de partida de un comino afectivo que la llevaron a casarse cuatro veces y a compartir aventuras con numerosos amantes.
Tenía 85 años, y su mejor legado está en medio centenar de películas, algunas de ellas en la Meca del cine, además de una treintena de discos.
Gloria y mito del cuplé, con su belleza arrasadora, cautivó a Hollywood en los años cincuenta y compartió cartel con figuras como Gary Cooper y Burt Lancaster en la película Veracruz.
SUS AMORES
En 1957 se casó con el director estadounidense Anthony Mann, al que conoció apenas un año antes en el rodaje de la película Serenade (1956) y del que se separó en 1961 y obtuvo la nulidad en 1963.
Sara Montiel contó con compañeros masculinos de gran renombre. En 1964 se casó con el productor José Vicente Ramírez Olalla, al que Sara apodaba en la intimidad como "Chente". Pero le duró poco el amor con Chente. Dos meses después de casarse pusieron fin a su relación.
En 1979, tras nueve años de convivencia, contrajo matrimonio con el industrial mallorquín Pepe Tous -el amor de su vida, según la propia Sara.
Tous no llegó al final de sus días, porque fallecido en 1992, pero dejan su legado mas dulce, la adopción de dos hijos: Thais (1979) y Zeus (1983).
Sara Montiel soportó poco la viudez de Tous, porque un año después se reencontró con el actor italiano Giancarlo Viola, amigo íntimo y acompañante ocasional de sus viajes más célebres.
Entre medias, se volvió a casar con Tony Hernández, un cubano de entonces 39 años, declarado admirador de la artista. De Tony se separó en 2003.
Pero Sara Montiel también contó con otros compañeros masculinos de gran renombre, como el poeta León Felipe, que le dedicó algunos poemas y llegó a considerarla una de sus musas. De Ernest Hemingway decía que fue el hombre que la enseñó a fumar y a disfrutar de los puros, y de James Dean que tuvo un corto romance con él.
También pasaron por su vida personalidades como el dramaturgo Miguel Mihura, el cineasta Mario Camus, o incluso el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa.
La capilla ardiente de Sara Montiel se instalará en el Tanatorio de San Isidro. Allí, España le tributará su último adiós, por el que clama hoy todo un mundo que admiró sus dimensiones de excelsa artista. Hasta siempre, Sarita.