Emprendimos una ruta en bici para atravesar en pleno el corazón del Valle del Duero. El lugar concreto, Sardón de Duero, es un pequeño municipio de Valladolid que cuenta con 580 habitantes y un gran reclamo turístico: las bodegas de Abadía Retuerta y su Domaine. Elegimos ese particular punto de partida tras un aperitivo comentado en la Huerta de la Abadía. En él pudimos descubrir con una íntima cercanía las variedades cultivadas aquí para el fin del autoconsumo, mientras la batería del coche se recuperaba en uno de los puntos de carga de la finca.
La Abadía de Santa María de Retuerta data del año 1146 y constituye un legado único a orillas del río Duero que la sitúa, además, entre el LIC (Lugares de Importancia Comunitaria) denominado Carrascal y las riberas del río Duero, manteniendo con brío su ancestral actividad vinícola. Con el mapa de la zona en la mano emprendemos nuestro camino para descubrir el campo y sus peculiares edificaciones, haciendo parada en las ruinas de la ermita, los campos de lavanda y -algo imprescindible- en la quesería tradicional de donde es posible aprender no solo los secretos sobre la esencial elaboración de sus quesos, sino también las particularidades de la llamativa historia familiar tras ésta.
De vuelta a Sardón de Duero emprendemos la visita de la joya románica plasmada en la imagen; una edificación restaurada con respeto -y el gusto necesario- que abrió sus puertas en una fecha tan cercana como 2012. El silencio que reina por las 700 hectáreas logra transportar a uno de vuelta al siglo XII, una época capaz de marcar tanto por su solemnidad y austeridad como por sus aires majestuosos. Es sorprendente el hecho de que un enclave tan emblemático e histórico pueda hacer muestra de tanta innovación: ya sea en términos de experiencia del usuario, en temas de sostenibilidad y, particularmente, de energía; los monjes, hoy, se verían asaltados por la sorpresa.
Refectorio, uno de sus restaurantes, es además portador desde el 2014 de la prestigiosa estrella a la efigie del más célebre muñeco neumático. Su compromiso le ha logrado también la estrella verde de Guía Michelin, distintivo que señala su férrea actitud respecto a la sostenibilidad y el medio ambiente, asumiendo con la misma excelencia el -duro- reto de la gastronomía de producto local y de temporada. Desde 2016, además, colaboran con la empresa Syngent en el proyecto internacional Operación Polinizador: u n proyecto orientado a preservar la diversidad mediante la creación de hábitats dispuestos para los insectos polinizadores en los márgenes de los cultivos.
Al otro lado de los viñedos, pero siempre con las impresionantes vistas presentes, surge una parada que ofrece la oportunidad de disfrutar de un nuevo tentempié con origen del terruño. Es el caso de Calicata Terroir Bar, un lugar que sirve de escenario para la artesanía española presente en toda la decoración del espacio, tanto exterior como interior. La tentación de hacerse con los vasos reciclados de botellas de vino es fuerte: pocos recipientes mejores para brindar, una vez de vuelta en casa, a la salud de este pequeño edén oculto en Castilla y León.
Los ecotalleres infantiles y los talleres enológicos son solo una de las apuestas formativas dentro del área de I+D destinada a las familias y a aquellos jóvenes que desean formarse de forma más científica en el mundo del vino. El respeto por las prácticas tradicionales de elaboración del vino y la sensibilización con la reducción del impacto ambiental de la bodega se puede sentir a través de la vinificación por pagos y el movimiento del vino exclusivamente por gravedad; todo, claro, como parte de su filosofía de trabajo.
Además, el año pasado pudieron llevar a cabo su séptima Vendimia solidaria, una asociación con entidades sociales de la zona cuyos beneficios son la formación e integración de aquellas personas en situación de vulnerabilidad. En este encuentro, además, también tiene lugar la recaudación de los fondos por la venta de cada una de las botellas solidarias; fondos, estos, destinados íntegramente al proyecto de esta entidad de interés social y sin ánimo de lucro.
Una buena sorpresa para practicantes de la filosofía hindú es la sala de yoga presidida por una imponente estatua del Buda tailandés del siglo XVIII. En ella seremos capaces de encontrar todo lo necesario para nuestra práctica. Incluso cuenta con una serie de auténticos cuencos tibetanos artesanales que forman parte del Ritual Equilibrante Vibra Healing: dicen que su sonido puede equilibrar y devolver la paz interior igual que lo hace el silencio, rompiendo con los bloqueos energéticos para introducir una nueva energía; una asignatura pendiente.
De noche, la absoluta ausencia de contaminación lumínica del entorno ofrece el escenario perfecto para el avistamiento -entre el 17 de julio y el 24 de agosto- de Perseidas. Una lluvia de estrellas única al año. ¡Un plan muy especial si estás por ahí este verano!
La entrada Sardón de Duero: un lugar con el que soñar se publicó primero en Ethic.