Sarkozy expulsa a los gitanos y busca la “limpieza”que salve a Francia.

Publicado el 22 agosto 2010 por Santiagomiro

Ciudadanos rumanos abandonan su campamento tras ser evacuados por la Policía en Choisy-Le Roi, en las afueras de París.
Además de rechazar a los sin papeles, a los alterglobalistas y a los jóvenes de la “banlieue”, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, desprecia a los gitanos, desairando contra ellos toda sus fobias. Confrontado a graves problemas a causa de su implicación en el “caso Bettencourt” de fraude fiscal, al tráfico de influencias y a la financiación política irregular, el líder conservador galo hace sin ningún pudor redadas contra los gitanos y está dispuesto a echarles de Francia. Tras una reunión de alto nivel en el Palacio del Elíseo, ha anunciado el desmantelamiento de campamentos y expulsiones expeditivas de familias enteras que llevan años enraizadas en Francia. La decisión presidencial, demasiado aventurada y precipitada a raíz de la muerte de Juigi Duquenet, un joven gitano en Saint Aignan, en el centro de Francia, se ha enfrentado a múltiples críticas. La muerte de este gitano, en un incidente aún no aclarado, a manos de la policía que le perseguía, provocó fuertes enfrentamientos entre esa comunidad y los gendarmes. Desde entonces, la izquierda, las asociaciones gitanas y las organizaciones de derechos civiles denuncian la “estigmatización” y la “amalgama” contra los gitanos. Y varias asociaciones nacionales e internacionales califican la iniciativa de Sarkozy de “declaración de guerra” contra los más débiles.


Gitanos deportados por Francia.


El pasado jueves, el presidente, Nicolás Sarkozy, iniciaba su plan de expulsión de los gitanos rumanos y búlgaros, tras anunciar su intención de desmantelar los poblados ilegales y la de devolver a su país a los sin papeles de forma “casi inmediata”. Se calcula que en Francia existen unos 600 campamentos ilegales. El 90% carece de agua. El Gobierno ya había anunciado su intención de desmantelar la mitad de esos campamentos. Pero, en 2008, ya fueron expulsados de Francia 8.470 rumanos, el 95% de ellos gitanos. El ministro del Interior, Brice Hortefeux, declaraba eufórico que ya habían sido desmantelados unos 51 poblados ilegales en todo el territorio galo desde finales de julio y anunciaba que estaban previstos, hasta finales de septiembre, vuelos específicos para expulsar a unos 700 gitanos del territorio galo. Distintas asociaciones han denunciado que esas medidas no servirán para nada: “Las evacuaciones no hacen más que desplazar a las familias de un terreno a otro, dejando su situación en manos de los Ayuntamientos, y la mayoría de expulsados terminan volviendo”. Pero las advertencias y acusaciones de la oposición apenas son oídas por el Gobierno de Sarkozy, dispuesto a llevar a cabo esa “limpieza que salvará a Francia”. Nicolás Sarkozy, que ya no tiene nada que envidiar a la tristemente célebre Liga del Norte italiana, persigue sin miramientos a la población gitana.


Sarkozy, como Hitler en Alemania, no quiere gitanos en Francia.

Nicolas Sarkozy alimenta la polémica que ya de por sí trajo sus declaraciones en las que pretendía retirar la nacionalidad francesa a los criminales extranjeros que residieran en el país. La ONU reaccionó contra Francia, acusando al gobierno de promover desde la derecha un “racismo de Estado”. La relación que estableció Sarkozy entre inmigración e inseguridad fue duramente criticada. El diario “Le Monde” denunció “esta política de la humillación que da una visión degradante de la acción pública. Francia no es un país racista. Pero al activar las pulsiones del racismo, el Ejecutivo ridiculiza nuestros principios y nuestros valores”. Los observadores de la ONU que se centraron en el tema pronostican que Francia vive un “resurgimiento significativo del racismo y de la xenofobia” y cuestionan la “falta de voluntad política” para enfrentar el fenómeno. Un diputado del UMP, partido en el poder, calificó la decisión de “horrorosa” y la comparó con “los métodos que recuerdan las redadas durante la (segunda) Guerra”.


Rumanos repatriados, en el aeropuerto de Lión.


Los primeros gitanos “expulsados” a Rumanía y Bulgaria despegan el jueves, 19 de agosto. Otros vuelos se sumarán hasta llegar a un total de 700 repatriados. Escoltados por la policía y cargados de maletas y paquetes, unos 60 gitanos embarcan en un vuelo de la compañía rumana Blue Air que sale de Lyón, y otro grupo menos numeroso lo hace desde el parisino aeropuerto, Charles de Gaulle. Según sostiene el Gobierno francés, no se trata de expulsiones, sino de repatriaciones “voluntarias”. Hortefeux adelanta que ocurrirá lo mismo en los próximos días con otros 150 gitanos que viven en un campamento de Marsella. “No se trata de estigmatizar a una comunidad –declara– sino de hacer respetar una ley”. El Gobierno francés continúa impertérrito con su programa de expulsiones masivas contra los gitanos, como si ellos fueran la causa de todos los males, incluso de la crisis económica. Y, tras los incidentes violentos de Saint Aignan, después de que un policía matase a un joven gitano durante su persecución, lo que dio lugar a disturbios callejeros, incluido el ataque de medio centenar de personas al cuartel de la Gendarmería, inicia con mano dura los desmantelamientos.


Marzhan, primer campo de internamiento para gitanos en el III Reich.


Este hecho, lo mismo que otros, como la condena al ministro Hortefeux, hombre de confianza del presidente Sarkozy, por un comentario racista, forman parte de la política gala del presente, que guarda ciertas similitudes con los acontecimientos alemanes nazis en 1933. Por supuesto, los nazis no sólo estaban contra los judíos, sino también contra los gitanos, los oponentes políticos y los discapacitados físicos o mentales. Dachau, campo de concentración nazi al norte de Múnich, en Baviera (sur de Alemania), construido sobre una fábrica de pólvora en desuso, fue terminado el 21 de marzo de 1933 y, al día siguiente, los primeros prisioneros fueron internados en el campo. Además de presos representantes de la izquierda alemana y judíos, Dachay contaba igualmente con gitanos y homosexuales. Allí se preparaban las futuras guardias de los campos de concentración de la Alemania de Hitler que aprendieron a torturar y a degradar a los detenidos hasta su total humillación. “Si intercambiamos acusaciones o criminalizamos a grupos étnicos –ha advertido Teodor Baconschi, ministro rumano de Exteriores, preocupado por las “reacciones xenófobas” en Francia–, resucitaremos memorias de las menos placenteras. Y, en vez de encontrar soluciones, generaremos tensiones”.


Brice Hortefeux, ministro del Interior condenado por la Justicia el 4 de junio pasado por “injurias raciales” contra jóvenes musulmanes.


El ministro de Interior, Brice Hortefeux, anuncia las medidas previstas: la policía desmantelará en tres meses la mitad de los campamentos de los gitanos itinerantes y expulsará, de manera “casi inmediata”, a los gitanos inocentes de origen búlgaro o rumano, al contrario de él, que deberá pagar una multa por ciertos comentarios hechos. Los hechos datan de setiembre del 2009, cuando el ex ministro de Inmigración e Identidad Nacional asistía a una reunión de su partido, la conservadora UMP, en la región de las Landas, en el suroeste de Francia. Mientras se hacía fotos con un grupo de militantes, le presentaron a uno de origen magrebí y le dijeron que comía cerdo y bebía cerveza. “Pero entonces no corresponde al prototipo”, aseguró el ministro, que agregó que “siempre es necesario que haya uno, cuando hay uno no importa, es cuando hay muchos cuando aparecen los problemas”. Lo dijo Hortefeux sin saber que estaba siendo filmado y que sus dichos circularían por Internet. El amigo personal de Sarkozy, fue condenado a una multa de 750 euros por “injurias racistas”. En su fallo, publicado a principios de junio pasado, el tribunal entendió que su polémica frase ante el joven de origen árabe fue “ultrajante y despreciativa”. El político, que ha promovido la expulsión de inmigrantes indocumentados en Francia, sostuvo que sus palabras fueron malinterpretadas y sus abogados anunciaron que apelarán la condena. El Partido Socialista (PS) francés, principal grupo de oposición, pidió a Hortefeux que tuviera la “dignidad” de renunciar a su cargo. Pero, tanto Sarkozy como su primer ministro, Francois Fillon, le respaldaron.


Eric Besson, ministro galo de Inmigración.

Nombrado, en enero del 2009, ministro de Inmigración francés, Eric Besson, a menudo, tiene que salir al paso de las acusaciones que se multiplican desde que el Gobierno anunciara, a finales de julio del 2010, su intención de luchar contra la delincuencia mediante el desmantelamiento de los poblados gitanos ilegales y la expulsión de los que hayan cometido delitos. “Francia no la está tomando con los gitanos, al contrario de las tonterías, los anacronismos y las declaraciones absurdas”, señala Besson. “Quisiera que el vocabulario específico de la II Guerra Mundial, con lo que ha sido su atrocidad –el exterminio industrial, sistemática de los judíos y de los gitanos–, no se utilizara”. Con estas palabras responde a Jean-Pierre Grand, cercano a Dominique de Villepin, ex primer ministro y enemigo íntimo del presidente Sarkozy, un diputado del partido gubernamental. Tras la violencia de la expulsión del pasado fin de semana en Montreuil, en las afueras de París, Grand comparó la política del Gobierno con las “redadas” de judíos realizadas en Francia durante la ocupación nazi. “¿Se puede ser diputado y dejar que esto ocurra –preguntó– cuando descubrimos que las fuerzas de seguridad intervienen de madrugada, separan a las familias, los hombres por una parte, las mujeres y niños por otro?”.


Caravanas de gitanos, en Burdeos, protestando y pidiendo que se les deje instalar.


“Sega”, diario búlgaro, ataca en un editorial la “deportación” de los gitanos de Europa del Este, practicada por el Estado francés. “Todo está en marcha para la deportación más masiva de Europa desde la Segunda Guerra Mundial”, denuncia “Sega”. El ministro francés de inmigración, Eric Besson, admite que, legalmente, los expulsados podrán regresar a Francia, pero que el Gobierno cuenta con un fichero, creado en octubre de 2009, que recoge los datos de quienes se han beneficiado de la ayuda al retorno voluntario –que incluye el billete, 300 euros por adulto y 100 por niño– para evitar que las mismas personas se beneficien dos veces de la misma. Desde la entrada de Rumania y Bulgaria, en 2007, todos los ciudadanos de los 27 países miembros tienen derecho a la libre circulación en todos los países de la Unión Europea. Besson reconoce que los expulsados podrán volver a Francia sin visado, en situación irregular, durante un máximo de tres meses. “Pero no podrán permanecer en situación irregular y menos recibir una ayuda al regreso voluntario”. “El problema –explica Laurent El Ghozi, de la Federación Nacional de las Asociaciones Solidarias de Acción con los Gitanos– es que tienen que lograr un empleo y las empresas que les contratan tienen que pagar una tasa de entre 600 y 1.600 euros en función del puesto de trabajo”.


Las Policía francesa usa la fuerza contra los gitanos, desviando la atención de otros problemas galos.

La intención de Sarkozy, con la dura polémica desatada en Bruselas, es desviar la atención de ciertos temas candentes como el empleo, el recorte de pensiones y las subidas de impuestos que se están dando en Francia. De ahí el que intente centrarla en la irregularidad de los inmigrantes gitanos. El Gobierno hace saber que las familias gitanas se han acogido a la llamada “Ayuda al Retorno Humanitario”. Y afirma que se trata de retornos “voluntarios”. Algo que es puesto en duda por las asociaciones de defensa de los derechos civiles. Desde el inicio de la política sarkozyana, los gitanos de la UE tienen la ventaja de dejarse expulsar con facilidad. Muchos esperan cobrar el dinero, reciben un billete de avión que les permite ir a ver a la familia, y luego vuelven a Francia, aunque obligados a vivir como clandestinos, expuestos a ser de nuevo expulsados. “Espero que la Comisión Europea –declara Brice Hortefeux– demuestre todo su valor añadido en el acceso de los romaníes a la educación, el empleo y la vivienda”. Sarkozy, que prosigue sus vacaciones en Cap Nègre (Costa Azul), reúne un excepcional consejo restringido de Asuntos Económicos. Los déficits abisales, el crecimiento microscópico, y la destrucción de 256.104 empleos en 2009, cifra récord para Francia, mueven al presidente a buscar urgentes soluciones. Los primeros vuelos de deportación de gitanos sin papeles desde Francia hacia Rumanía y Bulgaria son las primeras cortinas de humo tras la cual Sarkozy esconde la subida de los impuestos a las clases medias.


La operación francesa de expulsar a los gitanos, recibe críticas de diversos flancos, incluido el Vaticano. Agostino Marchetto, secretario del Consejo Pontificio para los Migrantes e Itinerantes, censura duramente la decisión del Ejecutivo francés. “No se pueden tomar decisiones contra comunidades enteras –opina el prelado, quien considera que la medida vulnera la legislación europea y francesa– sin la aplicación a cada individuo en particular, en función del orden público. Los echamos y cerramos los ojos”. Marchetto se remite a “lo establecido por la misma legislación europea” y añade que, además, la decisión tomada por el Gobierno de París también está en contra de la ley francesa, la cual “prevé que los municipios con más de 5.000 habitantes deben instituir campamentos” para los gitanos. El representante vaticano considera que la medida no respeta el principio de proporcionalidad.


Familia gitana llega al aeropuerto de Bucarest.


El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU denuncia igualmente a Francia por vincular inmigración con inseguridad, y los Gobiernos de Rumanía y Bulgaria dejan patente su malestar por la política de Francia con respecto a sus nacionales. Daniel Cohn-Bendit, presidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo (PE), dice que esto “no arregla ningún problema” e insta a reflexionar sobre las condiciones de vida de los gitanos en sus países de origen.


Niña rumana junto a su equipaje espera a su familia, tras llegar a Bucarest procedente de Francia.


El miembro del Gobierno que ha ido más lejos en sus declaraciones ha sido el ministro de Industria y alcalde de Niza, Christian Estrosi, quien propone castigar con multas a los ayuntamientos que no cumplan con ciertas tareas de seguridad. Propuesta que recibe no solo el rechazo de los alcaldes de izquierda, quienes soportan el problema de las chabolas en los suburbios, sino incluso de representantes de la derecha. Jacques Pélissard, presidente de la Asociación de Alcaldes de Francia, considera que esta idea “no es ni realista ni aplicable”. El propio alcalde de Burdeos, Alain Juppé, exmiembro del Gobierno de Sarkozy, alerta en su blog contra “las exageraciones”. Juppé, además, vive un conflicto en su municipio porque 140 familias nómadas, de nacionalidad francesa, no aceptan el terreno que les propone para sus caravanas. Burdeos, como la mitad de las comunas de más de 5.000 habitantes, todavía no ha habilitado áreas especiales tal como obliga una ley desde el año 2000. Varios diputados de la UMP cercanos al exprimer ministro, Dominique de Villepin, se manifiestan en contra de la asimilación que el Gobierno está haciendo entre inmigración y delincuencia y de las prácticas policiales para el desmantelamiento de campamentos.


Grupo de inmigrantes rumanos, vigilados por la gendarmería francesa.


La política racista de Sarkozy avergüenza hasta a su partido. Las críticas en su contra se multiplican ante la ofensiva lanzada por las autoridades. Fue el propio presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien dio la orden al Gobierno de evacuar a los gitanos y de destruir la mitad de las instalaciones en las que viven en el plazo de tres meses. Hortefeux lo está cumpliendo a rajatabla y, en menos de un mes, ya ha desmantelado más de 50 campamentos de chabolas. En medio de una reunión teatralizada al máximo, anuncia ante la prensa básicamente dos medidas: dice que la policía se propone desmantelar “en tres meses” la mitad de los campamentos de los gitanos itinerantes que hay en Francia y asegura que, a partir de ahora, se expulsará de manera “casi inmediata” a los gitanos de origen búlgaro o rumano que sean acusados de haber cometido delitos. Según las cifras disponibles, hay en Francia 400.000 gitanos. Los romaníes de Rumanía y Bulgaria son la minoría étnica más importante de Europa, ampliamente dispersos por el continente, aunque concentrados sobre todo en el centro y el este.


España. Los rostros de pánico en una plaza de toros. Son caras pavor y de miedo ante el toro cuyos cuernos, en la parte inferior derecha de la imagen, se enfrentan a los que han acudido a verle sufrir y desean que el torero le mate de un espadazo. En este caso, el diestro se ha quedado solo en la plaza mientras que son los espectadores los que sufren y temen la embestida del morlaco que ha saltado de la arena a las gradas. El mundo al revés, provocado por tanta saña contra el cornúpeta.


¿Qué ocurre en esta fotografía entre en perro y el gato? Es éste quien parece enfrentarse con el perro. Al menos, no demuestra temerle.


Varias decenas de activistas en favor de los derechos de los animales protestaron el sábado, desnudos ante el Museo Guggenheim de Bilbao, reclamando la abolición de las corridas de toros. Pintaron sus cuerpos de rojo y negro y, tendidos en el suelo, formaron la figura gigante de un toro ensangrentado a causa de las heridas producidas por las banderillas. De esta manera manifestaban su propósito de que Euskadi pueda ser en el futuro, tras Canarias y Catalunya, la siguiente comunidad autónoma en la que se prohíban los espectáculos taurinos. La escena fue observada por los cientos de turistas que acudían a la pinacoteca bilbaína. “No se puede justificar un hecho cruel, injusto e inmoral –decían los organizadores–, basándose en supuestas tradiciones o culturas”.


De las fotografías, saltamos a los dibujos de humor que, como cada domingo, mostramos. Después de los globos sonda de Pepillo Blanco, presentamos al Salvador de la patria, Lluvia agostal y Afganistán de Kap, y El torero y la medusa, de Forges





Manuel Fontdevila sigue con su “verano trepidante”:





Territorio Vergara, con su “temporada alta”:






Y Pep Roig, con sus dibujos veraniegos: Menina volante, Aznar y cierra España, Loquemadridquiera, ¡¡¡A por ellos!!! y Admirable.






En el siguiente vídeo, en francés, se explica el origen y causa de la expulsión de gitanos en Francia.


Insólito sacerdote húngaro en patinete.
El gato de Simón en la caja.