Joseba Sarrionandia, escritor y miembro de ETA, fotografiado un mes antes de su fuga.
Desde su ingreso en prisión, en 1980, a los 22 años, a José Ángel Sarrionandia no le impidieron editar numerosos libros ni ganar importantes premios literarios. Su primera obra, un poemario, se editó un año después de su encarcelamiento, y con la última acaba de ganar el Premio Euskadi de Ensayo en euskera por su libro “Moroak gara behelaino artean” (¿Somos moros en la niebla?). Entre ambas, veintiocho libros de poesía, novela (con Lagun Izoztua, “El amigo congelado”, ganó de nuevo el Premio de la Crítica de narrativa en euskera), ensayo y literatura juvenil, además de numerosas traducciones de autores como T.S.Elliot o Fernando Pessoa.
Pero Sarrionandia, ex miembro de ETA y en paradero desconocido desde 1985, cuando se fugó de la cárcel donostiarra de Martutene, donde cumplía una condena de 27 años de prisión por pertenencia a la banda, no cobrará ni un céntimo de este premio otorgado por el Gobierno Vasco, que retendrá los 18.000 euros del premio hasta que el escritor regularice su situación. Un año después de su huida, escondido en uno de los bafles del equipo de Imanol, cantautor que había dado un concierto en la cárcel en donde Sarri cumplía su condena, recibía el Premio de la Crítica de narrativa en euskera por “El tambor y la lluvia”. Y, cinco años más tarde, se le volvió a conceder por “El amigo congelado”. Entre tanto, Sarri continúa estando sin paradero conocido, y sigue escribiendo libros.
El Gobierno vasco anuncia que respeta la libertad de criterio del jurado “cuyos méritos literarios no pone en cuestión”. Sin embargo, el Ejecutivo que preside Patxi López, “en coherencia con su compromiso con la ley y el rechazo firme del terrorismo, pone serios reparos a que un premio que auspicia y dota económicamente recaiga en una persona condenada por su pertenencia a la organización terrorista ETA, fugada de la cárcel y en paradero desconocido desde 1985, que nunca se ha retractado de su militancia”. Y acepta el fallo pero anuncia que retendrá el importe económico del galardón hasta que el premiado regularice plenamente su situación con la justicia.
Su fuga de la cárcel tuvo en su día tanta repercusión que el grupo de rock Kortatu le dedicó una de sus canciones más conocidas: “Sarri, sarri”. En ella, colaboró un incipiente autor teatral: Mikel Albizu, que con el tiempo llegó a ser el responsable del Aparato Político de la banda hasta su detención en Francia, en 2004, donde el pasado año fue condenado a 20 años de reclusión. Picabea, su compañero de huida, se reincorporó a la banda terrorista y fue detenido dos años más tarde en Francia. De Sarri nunca más se supo, aunque los servicios antiterroristas le han situado durante años en Cuba bajo identidad falsa.
Licenciado en Filología Vasca en la Universidad de Deusto y profesor de fonética en la Universidad Nacional de Distancia, Sarrionandia es un autor sobradamente conocido en el País Vasco, donde es considerado una referencia literaria. Su paradero sigue siendo un misterio, aunque podría haber abandonado Cuba, según se desprende de una carta incautada en una operación antiterrorista llevada a cabo por la policía francesa en 2002. En ella, varios etarras afincados en Cuba explicaban a la dirección de la organización que Sarrionandia “quiere vivir con su verdadero nombre y quiere salir de la clandestinidad”. Para entonces, sus causas pendientes con la justicia habían prescrito. Nueve años después, las únicas noticias sobre Sarri siguen llegando a través de sus libros. El jurado del premio ganado señala que la obra de Sarrionandia es un “libro diferente” que constituye “una obra de ensayo plural y sólida”, con “algunos personajes históricos y reflexiones sobre las guerras coloniales, confesiones personales e ideas políticas, biografías curiosas y pasajes increíbles, e ideas sobre los idiomas”.