Es una niña de muy corta edad, que permanece atada a una piedra mientras sus padres van a trabajar en la construcción, no disponiendo de otros medios para cuidar a la pequeña. El sueldo que perciben por dicha actividad laboral es de unos 3.3 euros diarios.
Hace escasas fechas comentábamos las airadas respuestas en las redes sociales a la fiesta que el personal de Inditex ofreció a su patrón, el Sr. Ortega; fue calificado de explotador, merecedor de la guillotina y de tener trabajando en condiciones infrahumanas a menores de edad en diferentes partes del mundo. Recuerdo que son 45.000 los puestos de trabajo que creó en España y tengo la seguridad de que las condiciones laborales se ajustan a los convenios y a la legislación vigente, y me sorprende que quienes capitanearon la persecución mediática al empresario gallego, sean precisamente, quienes gustan utilizar el término casta, propio del país en el que la niña permanece atada a una piedra buena parte del día. Gracias a D. Amancio, un montón de familias españolas tienen trabajo y dejan de depender de subsidios de una y otra clase, cambian de “casta” como dicen los conspicuos del progresismo militante, aunque nunca alcancen la de sus líderes que viven como auténticos burgueses mientras enarbolan la bandera de la solidaridad. Sobre la que, por cierto, tienen un curioso carácter selectivo: Nunca escuché petición alguna para los millones de niños que mueren en el planeta por falta de alimentos, agua y medicamentos. Ni tampoco para los que se pasan las horas atados a una piedra porque sus padres precisan trabajar para disponer de los 3.3 euros diarios que les permitan subsistir.