Seguro que hoy o mañana me vendrán unos niños con el asunto ese del "truco o trato" para que les regale un puñado de caramelos. El año pasado así fue, ¿y qué es lo que hice? ¡¡¡Pues darles un portazo en toda la cara!!! ¿Es que me han visto con cara de pertenecer a la familia Seaver de Los Problemas Crecen? O sea, que los mismos niños del barrio y del portal no me vienen durante las Navidades a tocar y cantar unos villancicos -aunque sean cutrecillos, tampoco pido que se pongan en plan Orfeón Donostiarra- y sí me vienen con la moñada esa disfrazados de zombis y brujas...
Es que me cabreo con sólo pensarlo, en serio:)
En fin, que pese a mis reticencias, al final es fácil que un año de estos me acabe dejando arrastrar por la masa, sin fuerzas y asqueado, para así poder dibujar caras terroríficas sobre calabazas, decorar la casa con telarañas que me hacen estornudar y regalar gusanos y ojos podridos de gominola a esas pobres criaturas...
Pero de momento me mantengo en mis trece. Palabra.
Para uno que está acostumbrado básicamente a trabajar con blanco y negro, el tener que enfrentarse a las múltiples gamas de colores, a los juegos de sombras y demás, esto se ha hecho muy duro y el resultado pues no es muy satisfactorio aunque he aprendido bastante por mí mismo y ahí está.
Como las imágenes las tomé con mi móvil luego hubo que retocar: una está con una gama de colores más cálida, otra en evidente balnco y negro y la última en unos tonos más fríos que me gustan y cro que le pega más al tema.
¡A cuidarse!