Los tres clones tienen una misión que a lo largo del comic se vuelve más confusa y conforme avanza la historia se pierde en el abismo. El argumento de Michael Costa se tambalea entre lo extraño y la monotonía de un comic de Spider-Man; mantiene elementos clásicos como el sentido del humor pero no logra estirar de forma correcta la finalidad del comic.
Uno de los puntos a favor es la interacción de los personajes. Kaine sigue siendo un cero a la izquierda, Ben Reilly es lo más cercano que se ha podido hacer con respecto a Peter Parker y Jessica Drew comparte una personalidad sosa como la Spider-Woman del universo 616. Las diferentes personalidades se van contrarrestando de manera concisa y Costa hace uso de un buen manejo en su desarrollo. No obstante su narrativa es molesta y su idea de querer narrar/explicar todo lo que sucede le juega en contra. Hay demasiado guion innecesario todo el tiempo.
El arte de Paco Diaz me hace recordar a Humberto Ramos, la misma técnica de distorsión de la figura humana y poca expresión. Se las arregla como puede y entrega buenas perspectivas y lenguaje corporal, eso sí, ninguno de los protagonistas luce como deberían ser: todos parecen ser nuevos y distan de los rasgos característicos que conocemos. Diaz también tiene un problema al dibujar manos. Al igual que otras series alternas de Spider-Verse donde el arte no destaca, el color si, Israel Silva brinda una buena paleta de colores más dinámicos y eléctricos acentuando correctamente los estilizados cuerpos dibujados por Diaz.
Scarlet Spiders 1 es un poquito más de lo mismo metiéndose en la categoría de la cual ni Team-Up ni Spider-Verse (miniserie) pudieron salir, es relleno… Es interesante y divertido ver otra historia de clones aunque como lo dice la historia, los clones nunca han dado el ancho.