SPOILERS
Así como el Duende Verde tiende a regresar, los clones lo hacen de la misma manera. Cada cierto tiempo hay alguien a quien se le ocurre, o mejor dicho, no se le ocurre nada y vuelve a poner en la mesa el argumento de los clones. Michael Costa intento sin éxito darle una nueva proyección a esta idea basándose en un “ensayo sobre la personalidad” de cada uno de sus protagonistas; siendo el turno de Ben Reilly, quien siempre tiene que terminar de la misma manera.
Una vez más el clon más conocido de Peter Parker se encuentra con su destino: la muerte. No sé si tiene que ver con un reglamento en Marvel o simplemente la creencia que todos los Ben en la vida de Peter tienen que morir pero, este sujeto no logra vivir mucho tiempo. No es que su muerte sea una mala jugada pero si muy repetitiva, creo que a nadie toma por sorpresa y mucho menos le duele. Esto termina siendo el gran problema de Costa, no proyecta nada nuevo, salvo un horrible y molesto estilo narrativo en primera persona.
Con una trama muy endeble perdida en el drama personal de los protagonistas viene un arte un tanto volátil. Los lápices de Paco Diaz, ya lo había dicho antes, son dudosos. Imagino esta historia con otro diseño, probablemente bajo la mano de Ryan Stegman y veo algo diferente, algo que eleve mas la historia. Con Diaz, la historia no despega, tanto que la muerte de Ben Reilly luce como una más del montón de arañas caídas en todo el evento.
El comic se pierde en su propio mundo sin poner lo suficiente en Spider-Verse. Como que sientes que de repente ya no sabes que estás leyendo: ¿estamos en Spider-Verse aun, o en otra de las tantas muertes de algún clon? ¿ambas?
Scarlet Spiders 3 es igual de endeble que sus anteriores números haciendo de esta miniserie algo prescindible para el evento y el fanático. Otra incongruente historia sobre clones para el baúl del olvido. Ni bueno ni totalmente malo solo mediocre.