En "Ich hab' ein glühend Messer" se alcanza una de las cotas máximas de la discografía de este áspero y frenético Lied. Ningún otro cantante exhibe acento y dicción de semejantes nervio y mordiente en las primeras frases. El control de alientos y la sobriedad expresiva sin embargo no ceden ni un ápice. Con respecto a un Fischer-Dieskau, Schlusnus también cuenta con la ventaja de su emisión squillante. Para un cantante de su edad, con treinta y cinco años de carrera y dos guerras mundiales vividas, esta forma de cantar es un símbolo artístico inmarcesible. La tensión, nunca ausente aun cuando comience en un tono recogido, se incrementa magistralmente en la parte intermedia hasta explotar en el retorno a la idea principal. Culmina además la página con un timbradísimo solb (opcional) y a continuación llega al fondo de la desesperación con un pequeño rallentando ("Ich wollt', ich läg auf der schwarzen Bahr"). El único pequeño pero llega con la lógica debilidad en el descenso al sib del cierre.
Es difícil escuchar mayor sensación de renuncia que la que expresa Schlusnus al inicio de "Die zwei blauen Augen von meinem Schatz". De nuevo se percibe una contención expresiva que sólo puede surgir de la más profunda sinceridad. Merece la pena prestar atención a la forma en que cincela "Da mußt ich Abschied nehmen vom allerliebsten Platz!", reforzando el sonido desde "nehmen" y manteniendo un pp bellísimo en una zona especialmente elevada (prácticamente tenoril) con una tersura incomparable. Espressivo indica Mahler en la siguiente frase: no se puede imaginar mayor emoción al referirse a los ojos de la amada (incluso se percibe un pequeño temblor) ni desolación más profunda en ese "warum". Tras una austera sección intermedia, la última comienza con un tono de purificada serenidad hasta la disolución final, donde el cantante roza la frontera del susurro con efecto afortunado (disimulando hábilmente el nuevo descenso al grave).
El acompañamiento resulta un tanto adusto, pero aporta los colores francos y fuertes necesarios. Resta la grandeza del canto. Canto que hace que la voluntariosa interpretación de Quasthoff comentada hace unas semanas resulte algo frustrante y que otros barítonos actuales (Goerne o Gerhaher) parezcan medio cantantes, simples imitadores de Dieskau. Una versión que supuestamente no ha sido editada en CD y que podemos disfrutar gracias a un usuario de Youtube. Recordamos así el presente centenario de la muerte de Mahler, que quizá nos sirva de excusa para comentar otros registros igualmente históricos de los primeros defensores en disco de su obra.
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