Hace unos años se disimulaba, había un cierto miedo a lo que opinaran otras personas que podían considerar esas actividades como éticamente deplorables o al menos cuestionables. Pero todo eso ha cambiado. Quizás cansados de dar rodeos y de ser tildados por algunos colectivos de cazadores, pescadores o de ganaderos, de andar entre dos aguas y de ser demasiado condescendientes, o más probablemente después de confirmar donde está el mayor semillero de votos, nuestros políticos se han quitado la careta definitivamente. Han dejado a un lado los eufemismos y han expresado sus opiniones sin tapujos. Ya no hablan de controles ni de regulaciones, ahora directamente y tal como se puede comprobar en un artículo aparecido en la prensa hoy mismo, ya hablan de "campañas de exterminio" y no de controles. En este caso, el afectado será uno de los de siempre, el cormorán grande, que después de varios años de controlarlo, descastarlo, regularlo y "manejarlo sosteniblemente", ahora se pretende exterminar de una vez por todas. Se acabaron las medias tintas, ni controles ni nada. Los matamos todos y así se acabó el problema.
Pero el cormorán no es el único, el lobo también es una alimaña dañina que no merece estar entre nosotros. Aun así hace años se disimulaba y algunas zonas se respetaban. Ahora no, se habla de "zonas libres de lobos", y en una vuelta de tuerca asombrosa, ahora las matanzas masivas se hacen dentro de los Parques Nacionales, teóricamente en los espacios en los que la fauna salvaje debería estar más protegida, ahora sobran los lobos. Antes también se mataban, incluso el anterior biólogo jefe del PN de Picos de Europa mató a 7 lobeznos con sus propias manos hace unos cuantos años. Pero por aquel entonces, se disimulaba, y aunque luego este señor no fuera sancionado por su comportamiento, los políticos hablaban de actos deplorables y de depurar responsabilidades. Ahora no, la propia Consejera de Agroganadería del Principado de Asturias se hace fotos junto a aquellos que solicitan el exterminio total de los lobos dentro del Parque Nacional. Antes los representantes públicos cuidaban mucho sus apariciones y su imagen, ahora no, ya no hace falta disimular, se han quitado la careta.