Se acabó el cuento

Hoy no voy a hablar de la prima de riesgo, que a estas horas se sitúa en los 507 puntos básicos, superando así la barrera psicótica de los 500 puntos. Ascendemos hasta la cima del mismísimo Everest sin oxígeno como sherpas accidentales y accidentados de un voluminoso equipaje. Pero no, no hablaré de la prima ni de la cuñada de riesgo, que ahí está. Ni hablaré de la Bolsa, que se retrotrae a los niveles de 2003.

Ya sin disimulos, despojados como están de las mentiras piadosas de los programas electorales que utilizaron en campaña para embelesarnos, la bruja se ha despojado de su pátina de hada buena y la manzana podrida se muestra en todo su esplendor. No quedan lobos disfrazados de abuelita, ahora que ésta debe pagarse parte de las medicinas, el tratamiento y también de la silla de ruedas cuando la necesite. Mejor ir de lobo abiertamente y enseñar las fauces del recorte, enseñando los harapos que apenas llegan a cubrir el cuerpo y bramar que vamos a salir de esta con las medidas equivocadas. Ya no queda tiempo para más cuentos.