Parece que la feria ha vuelto a hacer lo mismo: se ha terminado. Así, con toda su cara. Otro ciclo ha concluido y nos falta un año entero para volver a experimentar la absurda alegría de estar rodeados de cientos de casetas llenas de libros. Una sensación sublime.
Babel atada a la pata de la mesa bien lejos del monedero.