Se acabó…me rindo…adiós

Publicado el 20 agosto 2010 por Lmartinl71
Las manecillas del reloj, transitaban hacia la media noche. El puesto de control de la novena planta del hospital Altashet Revival Center, radiaba parsimonia. Los pasillos rezumaban sosiego. La luz mortecina, y la tranquilidad, únicamente se veía enturbiada, por el devenir de un fluorescente, en sus últimos coletazos de actividad. En su cercanía, en la habitación 9-0-802, se hallaba en una sinergia paralela al tubo catódico, Linda Abbott. Derrotada por su enfermedad terminal, en estado de semi-inconsciencia, cuyo soslayo de alteración venía provocado, por el devenir cada vez más pausado del monitor que comprobada su ritmo cardiaco y el sonido incesante, de los zuecos. Intuía en ese pequeño retazo de lucidez, la cercanía de su cuidadora. Elisabeth Harper. Enfermera, amiga, confidente, único apoyo, en la soledad desde su ingreso y decaimiento progresivo, provocado por el tratamiento infructuoso, del cáncer que la azotaba.El alivio de los sedantes, hacia su efecto. Su estado catártico, cuan protocolo de comunicación, llamaba a la puerta, de los pensamientos en los que se encontraba sumida su mente. Su éxtasis creativo entraba en escena. Su login aprobado por su paradigma imaginativo, daba acceso a la interconexión con su mundo. Su fantasía. El hecho que la mantenía, en el filo de la vida. Su proyector estaba preparado, para su última representación. Los fotogramas de su aciaga vida, circulaban a velocidad vertiginosa. Una infancia infeliz, sin afectos. Una pubertad deslucida. La pérdida paulatina y temprana de sus padres. Su primer trabajo, para costearse sus estudios nocturnos. Su graduación como ingeniería informática. Sus decepciones esporádicas personales. Sus fracasos profesionales, por no encajar en un sector, de competencia atroz, fuera de ideales y principios, que su ser introvertido no aceptaba. Su pulso acelerado y movimientos espasmódicos, cesaron en su ser, al visualizar, a Peter Salvodelli. Su coach. Mentor. Única persona, que supo llegar a Linda y concretar y sacar de las tinieblas en las que estaba inmersa, el espíritu creativo; de competencia que atesoraba su talento minimizado, por tanta burocracia, inmoralidad, sexismo e infortunio, en las empresas que ejerció profesionalmente como Consultora IT. De nuevo el trance entre la realidad minimizada por los narcóticos y su imaginación, proyectaban sin cesar, hechos, acontecimiento, vivencias, decepciones, hasta de nuevo ralentizarse, en la figura, de una bifurcación de caminos. Por última vez, su paradigma mental, entraría en juego. La situación representada. El dilema de la elección. Con un andar, firme, selecciona el camino oscuro, menos transitado, y en la lejanía, vislumbra una figura, bajo la pequeña luz tenue. Su destino. Al que le susurra, con voz entrecortada. Se acabó…me rindo…adiós.El fluorescente cesa. Y la calma, se trastoca, con un pitido continuado y estridente de su monitor, en línea plana. La señal llega al control de enfermería. Elisabeth, llega apresuradamente a la estancia, pero certifica, que su amiga, por fin, descansa…Y únicamente, le persigue un pensamiento. La promesa realizada a Linda…seguir su última voluntad……y despertar del letargo su último proyecto. Nerea.