Se nota en el ambiente. Ya está aquí. La nieve... Los puestos navideños... Las galletas caseras... Los anuncios de la tele llenos de chimeneas y velas... Las conversaciones de la gente sobre compras, compras y más compras... Los adornos inundándolo todo, incluso los pasillos del hospital... Que, por cierto, lo han dejado muy bien decorado. Incluso han colocado un abeto gigante (y real, no de plástico) en la sala de las visitas.
Hasta ahora, la televisión, una ventana al mundo exterior y esporádicos paseos eran mi medio de comunicación con esta época del año.
Ahora, por fin, el esperar se va a acabar. ¡Monete y yo vamos a casa! Iba a decir volvemos, pero en su caso no ha habido aún una primera vez desde que vio la luz del mundo. Próximo capítulo: su adaptación a casa y comprobación de si le gusta el castillo que decora su habitación.
¡Felices fiestas!