Se agranda la leyenda

Publicado el 29 mayo 2011 por Futbolgol

“Nadie nos había dado una paliza así”. Esta frase, dicha por un entrenador que lleva veinticinco años en el cargo, deja un lugar muy pequeño a los matices, a las interpretaciones futbolísticas. Ganó el mejor. Ganó con autoridad, permitiéndose el lujo de dar un recital de pases, taconazos y regates en la que pasa por ser la catedral del fútbol moderno, y desde ayer templo del barcelonismo. Hace diecinueve años, Barça y Wembley se conocían. El viejo Wembley, que pese al derribo, conserva su espíritu en el imponente estadio que hoy se halla en el mismo lugar. Al igual que el Barcelona de hoy tiene la esencia de aquél que en 1992 dirigía Johan Cruyff.

Los de Guardiola saltaron al terreno de juego conscientes de que el fútbol que les había dado los tres entorchados europeos con anterioridad era la vía para conseguir la tan ansiada Cuarta. Ni el jugar en territorio enemigo, ni el arreón inicial del United, ni siquiera un gol en contra (en posición dudosa) taimaron la voluntad de gloria del equipo azulgrana. Minutos antes del gol del United, Pedro aprovechaba un pase mágico del mágico Xavi para definir como un superclase.

Tras el descanso, el equilibrio terminó de romperse y el Barcelona abusó del Manchester United creando ocasiones de todo tipo, sin dejar respirar al conjunto inglés. Pasados diez minutos, Leo Messi sacó de la nada un latigazo desde el balcón del área que ponía justicia en el luminoso de Wembley. La estirada de Van der Sar en su despedida no fue suficiente para detener el vendaval que era el Barcelona en ese momento.

“El fútbol te devuelve lo que le das” dice la camiseta conmemorativa del Barcelona para el partido de Wembley. Esa frase define a la perfección lo que debió sentir anoche David Villa. El asturiano ayer recibió la recompensa a meses de trabajo intensísimo, de pelea en la banda, de esfuerzo solidario para el equipo sin encontrar la portería, lo que siempre es frustrante para un goleador; En el minuto 69, recibió la redonda de cara, la pisó y la colocó de rosca donde ningún portero del mundo llega. La repetición del disparo a cámara lenta dejó al futbolero una de esas imágenes que nunca se cansa de ver.

3-1 y tranquilidad. Dio tiempo a que jugara Puyol, que se cayó del once titular por los problemas físicos que arrastra desde hace meses. Dio tiempo a saborear con nostalgia unos últimos minutos de victoria, tiempo para recordar a Koeman, a Eto’o, a  Ronaldinho. A Cruyff, a Rijkaard. A aquellos que no la ganaron pero la merecieron. Al ex-presidente Joan Laporta, pieza indispensable en la creación de este equipo. Y final del partido.

Campeones. Legendario Abidal, ofreciendo la legendaria orejona al cielo del legendario Wembley. Cielo londinense que ayer se abrió para no manchar la gran fiesta del buen fútbol. El Barcelona ya es leyenda en Europa. Por fin el culé puede decir orgulloso que su palmarés ya está a la altura de lo que el Barça le ha dado al fútbol. En Wembley empezó todo y en Wembley se confirmó la leyenda. Continuará.