José Carlos Márquez Martín nos envía este artículo de opinión para que lo publiquemos en el blog.
Gracias por tu artículo José Carlos y por compartir con nosotros tu punto de vista.
A punto de cumplir sus trescientos años, la Real Academia Española de la Lengua, es una de esas Instituciones que existen en España que gozan de mayor prestigio, respeto y reconocimiento internacional. En sus casi tres siglos de existencia, ha sabido adaptarse a los muchos cambios que han ido surgiendo en la vida diaria de las letras hispanas.
Sus miembros se reúnen regularmente para hacer sus aportaciones al Diccionario y así es como vamos por la vigésimo segunda edición del mismo, con las novedades necesarias para su adaptación a la sociedad en la que vivimos.
La UNED, con su CanalUned, Cadena Campus, OpenCourseWare, e-Spacio Uned, Centros Asociados, AVIP, pizarras virtuales interactivas y campus territoriales, demuestra claramente que sabe estar a la altura de las circunstancias tecnológicas del momento en el que vivimos, lo cual hace que esta Universidad goce en España de una salud académica envidiable y una calidad de estudios que hace de sus alumnos, unos profesionales muy competitivos.
Esto ocurre en España, donde conocemos la UNED, qué es y cómo trabaja. Si nos asomamos al interior del acrónimo UNED y despejamos todas sus siglas, nos encontramos con la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Dos consideraciones al respecto: En primer lugar, si sacamos nuestro título de la Universidad Nacional de Educación a Distancia fuera de España, los términos ¨Educación a Distancia¨ en muchas ocasiones hacen creer a los empleadores, que se trata de una certificación a la que le respalda un dudoso esfuerzo, trabajo y estudio; confundiéndola con esos otros estudios a distancia que se malbaratan en Internet y que te permiten sacar titulaciones en dieciocho meses, sin moverte de casa y sin apenas intentarlo.
La UNED dista mucho de ese tipo de estudios, que por supuesto tienen su lugar, estudiantes, criterios y firmes principios que rigen su naturaleza en el espacio educativo en el que se desarrollan, pero es algo distinto a la estructura organizativa de la UNED. Ésta Universidad suma a los avances tecnológicos ya citados, la obligada presencialidad a los exámenes, que siguen teniendo una elevada ponderación en la calificación final de las asignaturas.
Con esto quiero decir que no es cierto que la UNED sea sólo una universidad de educación a distancia. Es, además, una universidad presencial. En segundo lugar, volviendo al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, éste define Nacional como: 1. adj. Perteneciente o relativo a una nación. 2. adj. Natural de una nación, en contraposición a extranjero. 3. m. Individuo de la milicia nacional. Siendo la universalidad uno de los pilares fundamentales de la universidad, es terriblemente contraproducente que la Nacional de la UNED sea la misma Nacional que leemos en la segunda acepción: Natural de una nación, en contraposición a extranjero.
La UNED no armoniza en lo más mínimo con estos términos, siendo su política de expansión hacia al exterior, especialmente América Latina, uno de sus objetivos primordiales; quedando extemporáneo, inoportuno e inadecuado el uso de Nacional en sus siglas. La mayoría de las Universidades llevan en su nombre la ciudad, estado, país o región en la que se encuentran. Incluso las universidades a distancia así lo tienen.
Echen un vistazo por las universidades de la Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia, asociación ésta que preside la UNED, y comprobarán que con leer el nombre de la mayoría de las universidades que en la Asociación aparecen, ya sabemos donde están ubicadas físicamente y en muchos casos, en que ofertas de estudios están especializadas.
La recién nacida UNED de 1972 con apenas tres despachos y compartiendo espacio con otras entidades, nada tiene que ver con la UNED de hoy, la mayor Universidad de España que, cuarenta años después, cuenta con más de 160.000 estudiantes y 10.000 profesionales trabajando en ella.
La maestría con la que la UNED ha sabido adaptarse a las necesidades reales de sus alumnos y de una sociedad que tanto ha cambiado desde que se fundase; parece que le quede pendiente la renovación de su envoltorio, de su tarjeta de presentación: su nombre, que si bien no va a alterar la esencia de su razón de ser, tampoco tiene sentido que siga arrastrándolo, dificultando así que limpie, brille y dé esplendor.
A modo de atrevida propuesta, comento que las palabras Universidad y España, o española, son las que más se repiten en este texto, sumando un total de veintidós ocasiones. Pueden ser estas palabras un buen comienzo para repensar el nombre de la UNED.
José Carlos Márquez Martín. Diplomado en Educación Social UNED.