Se consuma el canicidio del pobre Excalibur

Publicado el 08 octubre 2014 por Msnoferini

El nuestro es un país en el que parece no existir el término medio, o no llegamos o nos pasamos cuatro pueblos. Prueba de ello la tendríamos en la nefasta gestión del caso de los misioneros infectados de Ébola que se decidió traer a nuestro país y sus terribles consecuencias, y una vez levantada la liebre de los múltiples fallos en el protocolo el exceso de celo de las mismas autoridades, que les ha llevado a cometer el canicidio del pobre Excálibur, el perro, y fiel compañero, de la desgraciada auxiliar de enfermería que fue infectada con el mortal virus por la incompetencia de esas mismas personas.

Supongo que para muchas de aquellas personas que nunca han tenido un perro se les puede hacer algo difícil entender el amor que algunos les llegamos a profesar a nuestros fieles amigos de cuatro patas, pero lo cierto es que a veces se le quiere tanto o más que a otros miembros de nuestra familia –aun tengo fresco en la memoria el recuerdo y el amor de mi desaparecido Boxer-.

La cuestión es que las autoridades sanitarias de este país, con ese tarugo de ministra al frente, han preferido incrementar el dolor y sufrimiento de una familia, con la que han contraído una gran deuda por su estúpida ineptitud, sacrificando a su fiel amigo antes que realizarle un simple test y someterlo a cuarentena.

MSNoferini