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Se dice que Obama se deprimiría se tuviese que cerrar Guantánamo

Publicado el 26 julio 2010 por Peterpank @castguer

Se dice que Obama se deprimiría se tuviese que cerrar Guantánamo

Una de las promesas electorales más celebradas del hoy presidente Barack Obama fue precisamente el cierre de la prisión de Guantánamo, estableciendo unilateralmente como límite máximo para el cierre el mes de enero de 2010, fecha harto simbólica que coincidiría con su primer año en la Casa Blanca. Toda la prensa europea, y especialmente la española, jaleó de manera entusiasta la promesa electoral, contraponiendo al demócrata y liberal Obama frente al autoritario y retrógrado Bush, lanzando cohetes porque de una vez por todas habría un mandatario norteamericano auténticamente “progresista” que daría la vuelta a la política estadounidense como quien da la vuelta a un calcetín. Guantánamo tenía ya las horas contadas, no en vano el “yes we can” entonado por los corifeos del afroamericano encontraron un altavoz en la prensa hispana, unánime en este sentido. Pues bien, ya hemos superado con creces el mes de enero de 2010 y Guantánamo sigue abierta, aunque la prensa española parece no haberse enterado. Ni una sola línea dedicada a este flagrante incumplimiento presidencial. Pero no es esto lo preocupante, sino el hecho de que la Casa Blanca ha orillado este tema, hasta el punto que el cierre de Guantánamo ha dejado de ser una prioridad y la Administración Obama ha orillado toda acción destinada a poner fin a tal base militar. De nuevo la prensa española no se ha enterado o no ha querido enterarse de este particular, quizá debido a que su enamoramiento del presidente norteamericano ha colocado una venda en los ojos y una mordaza en la boca de cada periodista para impedirle ver y contar todas aquéllas actuaciones que pueden contribuir a ensombrecer la figura de Obama acercándola a su predecesor.

Hemos, pues, de enterarnos por la prensa norteamericana, más concretamente por el New York Times, de que la Administración ha eliminado el asunto Guantánamo de sus prioridades. En concreto el pasado día 26 de junio de 2010 el meritado diario estadounidense publicaba un artículo cuyo titular lo dice todo: Closing Guantánamo fades as a priority. Mientras hoy mismo diarios españoles como, por ejemplo, La Nueva España ensalzan a Obama por haber logrado que el Congreso aprobase la mayor reforma económica desde 1929 (sic), nada dicen de este sonoro incumplimiento electoral, mas lo cierto es que en Estados Unidos ya dan por hecho, y así se reconoce abiertamente, que Guantánamo seguirá en funcionamiento cuando en 2013 se inicie un nuevo mandato presidencial (ya sea de Obama o de quien sea su rival en las elecciones). El New York Times ofrece incluso el testimonio del senador demócrata Carl Levin, quien manifiesta sin pelos en la lengua que “no veo que la Administración esté poniendo muchos esfuerzos en este tema”, así como del senador republicano Lyndey Graham, partidario del cierre de dicha prisión, quien atribuye la demora a la demagogia de sus propios correligionarios así como a la deficiente planificación y parálisis del ejecutivo. Naturalmente los funcionarios presidenciales se defienden acusando a su vez al Congreso de poner obstáculos.

No es la primera vez que tanto el legislativo como el ejecutivo norteamericanos abandonan sus responsabilidades echando balones fuera. Cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos falló en su célebre caso Boumediene v. Bush que los detenidos en la prisión de Guantánamo no podían ser privados de su constitucional derecho al habeas corpus, dejó en el aire el espinoso asunto de qué tipo de bases o criterios debían seguir los jueces federales del Distrito de Columbia para dilucidar si el solicitante había sido detenido ilegalmente o no. La judicatura en pleno clamó porque las rama política competente, es decir, el legislativo, clarificase esta situación aprobando una legislación que les facilitase la labor, algo a lo que un Congreso dominado por los demócratas se negó, consciente de lo espinoso del asunto y quizá pensando que mejor dejar que se mojen los jueces, de manera que los políticos puedan así escurrir el bulto. Claro que de esta dejación de funciones del Congreso demócrata tampoco hallaremos eco en la prensa española, que mantiene su idilio fetichista con el presidente afroamericano, degenerando en ocasiones en aspectos ridículos, como aquélla célebre imagen del mandatario norteamericano liquidando una mosca durante una entrevista. ¡Patético!

M. de V.


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