Tomado de Misión Verdad
Se sabe que desde hace un tiempo la empresa Meta (propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp) inició una fase de batalla informativa en el espacio virtual de Facebook, marcando a cuentas específicas de noticias a información con la etiqueta de «medios controlados por el Estado».
También, a simple vista se nota que el gigante tecnológico está tomando un enfoque muy selectivo en este proceso: mientras que los medios rusos, chinos o iraníes son etiquetados como tales, los medios afines al gobierno de Estados Unidos no han sido marcados de ninguna manera hasta ahora.
La explicación de la selectividad seguramente se deba a que la propia compañía de Mark Zuckerberg se ha vinculado a tal punto con el gobierno estadounidense que es difícil identificar dónde termina una y dónde comienza el otro.
Los exempleados de la CIA
En una ocasión anterior, esta tribuna reseñó la investigación de MintPress que exponía cómo Twitter estaba llenando las vacantes de puestos estratégicos en su empresa con exfuncionarios del FBI. Ahora el sitio web dio a conocer los perfiles de exagentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, sus siglas en inglés) que trabajan en puestos clave de la plataforma social con más usuarios y más frecuentada del mundo.
Al igual que con Twitter, en Facebook estos exfuncionarios de la CIA tienen cargos en las áreas de seguridad, confianza y desinformación, pero también hay algunos que están a cargo de operaciones de inteligencia y seguridad en línea.
Aquí algunos de los perfiles:
- Aaron Berman estuvo 15 años en la CIA. Durante ese tiempo escaló hasta una posición muy influyente en la agencia. En su perfil en LinkedIn reseña que llegó a estar encargado de preparar y editar el informe diario del presidente de Estados Unidos «para permitir que el presidente y los altos funcionarios estadounidenses tomen decisiones sobre los temas de seguridad nacional más críticos», en especial sobre «el impacto de las operaciones de influencia en los movimientos sociales, la seguridad y la democracia». Actualmente es gerente senior de políticas de productos para desinformación en Meta.
- Deborah Berman trabajó 10 años en la CIA como analista de datos e inteligencia. Ella no da mucha información en su perfil en LinkedIn sobre sus tareas en la agencia, pero en algunas publicaciones que hizo antes de ser contratada indican que era una especialista en Siria. Hace poco fue asignada al puesto de gerente de proyectos de confianza y seguridad para Meta.
- Bryan Weisbard es director de confianza y seguridad, protección y privacidad de datos de Meta. Uno de sus trabajos anteriores en la CIA (2006-2010) involucraba liderar equipos de investigaciones cibernéticas y antiterroristas, además de «identificar la propaganda de desinformación en las redes sociales y las campañas de influencia encubiertas», según relata él mismo.
- A Scott Stern lo asignaron al puesto de gerente senior de inteligencia de riesgo de Meta y sus objetivos son la «desinformación» y los «actores maliciosos». Fue oficial de selección de objetivos en la CIA y luego ascendió a jefe de ese departamento. Allí ayudaba a seleccionar los objetivos para los ataques con aviones no tripulados estadounidenses en el sur y el oeste de Asia. A propósito de ello, la investigación de MintPress remarca que «las propias evaluaciones internas del gobierno muestran que al menos el 90% de los afganos asesinados en ataques con aviones no tripulados eran civiles inocentes».
- La publicación también menciona a Mike Torrey y Hagan Barnett. El primero era un analista senior de la CIA y el segundo era un contratista de la misma agencia. Actualmente Torrey es el líder técnico de detección, investigaciones e interrupciones de amenazas de operaciones de información complejas de Meta y Barnett es jefe de operaciones de contenido nocivo.
Lo anterior es una muestra breve de lo mucho que han permeado los principios y el estilo de trabajo de la CIA en la compañía Meta. Sin embargo, como bien lo detalla el artículo de MintPress, cuyo autor es el periodista estadounidense Alan MacLeod, son docenas de exfuncionarios de la agencia, y también de otras instituciones gubernamentales de Estados Unidos (FBI, USAID, Consejo de Seguridad Nacional, Departamento de Defensa) y de la OTAN.
Controlar una red con casi 3 mil millones de usuarios en todo el mundo
A finales de junio se supo que la CIA está reclutando militantes del Estado Islámico prisioneros en Siria para su posterior envío a Ucrania. La información fue suministrada por una fuente al medio ruso RIA Novosti. El mismo mes, una publicación en The New York Times dijo que agentes de inteligencia estadounidenses operan en Ucrania. Sus tareas en el país son, entre otras cosas, coordinar en secreto el suministro de armas y la transferencia de inteligencia a Kiev.
Esa es la clase de organización de la cual Meta está tomando profesionales para controlar la información que se comparte en la red social. Eso en términos de lo más actual, pero es bueno refrescar la memoria con lo que dice el artículo de MacLeod:
«La Agencia Central de Inteligencia sigue siendo profundamente controvertida. Ha sido acusado de derrocar o intentar derrocar a numerosos gobiernos extranjeros (algunos de ellos elegidos democráticamente), ayudar a destacados nazis a escapar del castigo después de la Segunda Guerra Mundial, canalizar grandes cantidades de drogas y armas en todo el mundo, penetrar en los medios de comunicación nacionales, difundir información falsa de forma rutinaria, poner en funcionamiento una red global de ‘sitios negros’ donde los prisioneros son torturados repetidamente. Por lo tanto, los críticos argumentan que poner a agentes de esta organización en control de nuestras noticias es profundamente inapropiado».
Facebook es la red social más usada en el mundo. Según el Informe Global 2022 elaborado por Hootsuite y We Are Social, había 2 mil 910 millones de usuarios activos en enero del año en curso, lo que significa un incremento del 6,2% con respecto al año anterior. Con respecto a nuestra región, el informe indica que el 96% de los usuarios latinoamericanos utilizan Facebook.
Otro informe de Reuters basado en 12 países dice que, a nivel global, Facebook es la red social más consultada para leer noticias, con el 30% de los encuestados eligiéndola, mientras que en Latinoamérica la cifra aumenta hasta el 54%.
Tal nivel de audiencia global «le da a quien esté a cargo de curar esos feeds y controlar esos algoritmos un poder inestimable», dice la publicación de MintPress, y con razón. Durante la última década hemos presenciado, al menos en Latinoamérica, lo útil que ha sido Facebook para montar y/o apoyar operaciones de desinformación y censura contra los gobiernos que simplemente defienden la soberanía de sus naciones ante la injerencia estadounidense.
Por reseñar tres casos puntuales:
- Nicaragua. A tan solo una semana de las elecciones presidenciales de 2021, Facebook tomó la decisión unilateral de suspender cuentas vinculadas al gobierno sandinista, alegando que eran bots que tenían un «comportamiento inauténtico». Más tarde, los dueños de las cuentas hicieron videos demostrando que eran personas reales.
- Cuba. Facebook fue utilizado en la última oleada conspirativa en la Isla, la cual tuvo como clímax la marcha fracasada del 15 de noviembre de 2021. Uno de los operadores políticos del golpe, Yunior García Aguilera, tenía en la red social un grupo de 33 mil seguidores donde se denunciaban supuestos ataques por parte del gobierno cubano y se emitían mensajes violentos o amenazantes.
- Venezuela, México y Bolivia. La compañía CLS Strategies, con sede en Washington, creó 55 cuentas y 42 páginas en Facebook, además de 36 cuentas en Instagram, dirigidas a manipular la opinión pública en Venezuela, México y Bolivia. Para ello fueron destinados 3.6 millones de dólares en publicidad.
¿Por qué los exagentes de la CIA son tan codiciados para Meta?
Elizabeth Murray, exagente de la CIA retirada con 27 años de carrera, comentó a MintPress que una de las razones para contratar a funcionarios estadounidenses que se desempeñaron en el área de Seguridad Nacional es el dinero que se ahorran las empresas al hacerlo, pues «es probable que el individuo haya recibido una amplia formación profesional (a expensas del contribuyente) y probablemente tenga una autorización de seguridad», una característica que es difícil y costosa de obtener en el sector privado.
Ya era usual que empresas como las contratistas de defensa, vinculadas a asuntos de secreto de Estado, sedujeran con salarios jugosos a miembros y exmiembros de tales instituciones públicas, pero lo nuevo, refiere Murray, es que las compañías tecnológicas se estén sumando a la misma práctica, «que ahora están muy metidas en la vigilancia, el control y la censura de contenidos, y que luego comparten datos sobre los usuarios con entidades gubernamentales estadounidenses».
El creciente monopolio de los gigantes tecnológicos que controlan los datos y la información de miles de millones de personas tiene un valor imponderable. No es extraño entonces que los que ya controlaban la hegemonía de medios masivos tradicionales ahora tomen por completo las plataformas como Facebook, y tampoco hay por qué extrañarse de que China prohíba en su territorio el acceso a las corporaciones de tecnologías fundadas en Occidente o que Rusia las vete en medio de su operación militar especial en Ucrania.
Las redes sociales han sido convertidas en campos de batalla política, y los Estados que son atacados bajo esta modalidad deben actuar en consecuencia.