Eduardo Galeano fue un periodista y escritor uruguayo, ganador del premio Stig Dagerman, considerado como uno de los más destacados autores de la literatura latinoamericana.
Sus libros más conocidos, Las venas abiertas de América Latina (1971) y Memoria del fuego (1986), han sido traducidos a veinte idiomas. Sus trabajos trascienden géneros ortodoxos y combinan documental, ficción, periodismo, análisis político e historia.
En tanto, Günter Grass fue un escritor y artista casubo alemán, galardonado con el Premio Nobel de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1999.
Llamó poderosamente la atención su extensa novela El tambor de hojalata, de 1959, sobre la Alemania de su infancia y asimismo Años de perro de 1963. Desde entonces se convirtió en una de las voces narrativas más conocidas de su país por su tono ácido e implacable sobre el pasado inmediato.
Miren lo curioso e irónico de estas muertes, que mucho significan para la literatura universal: hace casi 399 años, el 23 de abril de 1616, murieron Cervantes y Shakespeare, figuras cimeras de las lenguas españolas e inglesas respectivamente. A pesar de lo difundido de estos últimos datos, la realidad es otra: Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23, mientras Shakespeare se murió el 3 de mayo, ya que en aquella época Inglaterra se regía por el calendario juliano.