¿Se acuerdan ustedes del escándalo ocasionado por la campaña de acoso contra el artista israelí Matisyahu en el festival Rototom? ¿Se acuerdan de el bochorno ocasionado ante la pretensión de hacerle abjurar al artista de Israel?
Yo sí. Aquel fue un escándalo monumental.
Por parte de organizaciones afines al BDS se presionó al cantante para que fuera expulsado del festival. Al final, ante las presiones, la organización del festival le solicitó que se pronunciase políticamente a favor del ente palestino y en contra de Israel, de forma pública y humillante, algo a lo que, lógicamente, el artista (el único artista judío del certamen) rechazó, motivo por el que fue expulsado del programa.
Finalmente ante el escándalo ocasionado y por vergüenza propia ante ese injusto linchamiento mediático la organización del Ratotom reculó y el concierto de Matisyahu pudo celebrarse.
Dicho escándalo acabó, no podía ser de otra forma, en los tribunales por el indigno trato dado al artista judío.
Ahora ha vuelto a pasar algo parecido con la selección argentina de futbol y el encuentro de fútbol amistoso entre Israel y Argentina que debía celebrarse tranquilamente en la capital de Israel, Jerusalem, ciudad que nunca en la Historia ha pertenecido a ningún estado palestino ni reclamado para ello, no ha podido realizarse por las amenazas recibidas por los argentinos por la parte palestina y pro palestina.
El acoso por parte de la Federación de Futbol Palestino (presidida por un terrorista fanático) y el conglomerado de asociaciones vinculadas al BDS ha sido brutal y no exento de amenazas para que finalmente el partido no se celebrase, como así ha sido.
Según algunos medios incluso los familiares de los jugadores argentinos han podido ser amenazados y no han faltado camisetas argentinas ensangrentadas en la concentración de protesta en BArcelona, lugar de concentración de la selección argentina, en un mensaje coercitivo y amenazante directísimo a los jugadores de la selección albiceleste.
La selección argentina en el, posiblemente, más humillante capítulo de la Historia de Futbol cedió ante las amenazas palestinas y de sus defensores y renunció a jugar el partido de futbol.
Esta situación nos retrotrae inevitablemente a la Alemania de los años 30. Y es algo que debemos evitar por todos los medios. El BDS está generando una ola de odio irracional y parecen no detenerse ante nada. Estos métodos generadores de odio pueden tener consecuencias funestas y luctuosas que en ningún caso, ni la defensa de un estado para el novedoso, e inédito para la Historia, pueblo palestino pueden justificar.
No todo vale, desde luego la violencia no. Al final todo este odio que están generando puede acabar en tragedia, y la culpa será solamente suya.
Alguien debería explicárselo a los que se denomina “solo” antisionistas.