Indiana Jones, Tiburón, Harry Potter, JFK, Encuentros en la Tercera Fase, Superman, ET el extraterrestre, Parque Jurásico, La lista de Schindler, Solo en casa… y Star Wars. Casi nada. Esta es solo la parte más conocida del descomunal currículum de más de cien películas de uno de los nombres más importantes e influyentes de la historia del cine. Evidente, lo habrán adivinado, estamos hablando del gran John Williams. Nada menos que 5 veces ganador del Oscar (de ¡¡51!! nominaciones), 4 Globos de Oro, 7 BAFTA y 23 Grammy, además de la memoria de varias generaciones (es seguramente el compositor más reconocido), argumentan que no hablamos precisamente de un cualquiera.
El maestro neoyorkino se ha ganado sin duda el título de leyenda viva y, por todo lo que ha aportado a la firma, el derecho de opinar lo que le salga del alma y dejar el barco cuando le apetezca. Pero, obviamente, nos aventuramos a asegurar que ya no será lo mismo.
Una nueva esperanza, El Imperio contraataca, El retorno del Jedi, La amenaza fantasma, El ataque de los clones, La venganza de los Sith, El despertar de la Fuerza y Los últimos Jedi. Títulos todos que irán unidos a la carrera de éxito del autor musical y sin el que no habrían alcanzado semejantes cotas de popularidad.
Mal asunto si hasta Williams abandona el barco, por mucha mercadotecnia que se siga vendiendo. Sin embargo, paradojas que tiene el cine, aunque esta pérdida suponga un toque de atención para los seguidores del mundo que nos ha deleitado con Han Solo, Darth Vader, sables de luz y tantos otros elementos, igualmente supone una innegable publicidad para la que será la ya legendaria antes de su estreno última colaboración del gran John Williams en la gran Star Wars. No hay que ser un genio para prever los resultados: más espectadores entregados en las colas de las salas comerciales y más beneficios garantizados de antemano. ¿Tendrá luego vuelta atrás la anunciada desvinculación? ¿Tendrá posibilidades la gran dominadora del medio del ocio de convencerle? Aparentemente, la edad, el palmarés y los emolumentos percibidos en más de cuatro décadas triunfantes en Hollywood instan a pensar que Williams está por encima de "dejarse convencer" con incentivos no artísticos. Veremos…