Se llamaba Amy

Publicado el 25 julio 2011 por Santiagobull
El sábado por la tarde me dieron la noticia de que Amy Winehouse había muerto. Recuerdo que desde hace ya unos cuantos años mis amigos decían que si esta iba a terminar sumándose a la lista de Joplin, Morrison, Cobain y demás; y, al final, resultó que sí lo iba a hacer. Amy Winehouse ha muerto con 27 años, después de agotar la vida como un seco de ron puro, consiguiendo, además, salir por la puerta grande. Y digo lo de la puerta grande no por la edad, sino por la actitud. Eso era lo que transmitía esta mujer en cada una de sus canciones, una actitud de firme instinto autodestructivo, una voluntad férrea de caminar a pasos largos hasta la tumba con toda la gracia de una modelo sobre la pasarela. Y eso, hoy por hoy, ya no se ve mucho. La pose la tienen todos (ella también), pero pocos son los que tienen algo más que eso. Y Amy lo tenía, y de sobra. No voy a dar más vueltas al asunto. Amy Winehouse era una artista mayúscula, dueña de una voz extraordinaria y con un talento escénico de un tipo que no se veía desde los tiempos de la vieja escuela. Hoy, levanto por ella la botella, y hasta que quede bien vacía no paramos. He dicho.