Españistán.
País donde un banquero indultado se lleva una pensión de 88 millones de euros. Catorce mil seiscientos cuarenta y dos millones de las pesetas para que les suene peor.
País donde los paladines de la austeridad han estado cobrando sobresueldos en a, en b y hasta en c. Porque ellos lo merecían, claro. No se iban a conformar con su sueldo de alto cargo del Estado.
País donde el partido que nos gobierna lleva haciendo trampas desde sus orígenes, financiándose ilegal e irregularmente (supuestamente, claro, no vaya a ser…). Y beneficiando a sus donantes generosos con suculentos contratos de obra pública para que las penas con pan sean más llevaderas.
País donde los tesoreros del PP acaban imputados por llevar las cuentas en cuadernos cuadriculados y no en tablas excel como la contabilidad requiere. Además de hacerse millonarios porque son unos genios de SUS finanzas mientras los demás nos arruinamos. Eso si, imputados pero jamás condenados, que la justicia es ciega y algo lela con estos casos.
Españistán
Donde venden la sanidad a cachos. A saldo. Al peso. A sus amiguetes y generosos donantes.
Donde los emigrantes mueren porque no se pueden pagar una radiografía que le detecte esa enfermedad que se lleva su vida que vale menos que el confeti del cumpleaños de la ministra que les mata con sus recortes. O que el plástico de la tarjeta sanitaria que les deniegan.
Donde, no se crean, se te llevan la prótesis que te sana la cojera, por 152 euros. Si 152. Comparen esta cifra con la primera y vomiten de asco.
Españistán. Menuda mierda.