Mi Novia Ideal (Dark Horse, EU, 2011), de Todd Solondz. Con ese título en español, pareciera que el más reciente largometraje de Solondz no es más que una comedia romántica del montón. Nada más lejano a esto: se trata de una ácida, cruel y depresiva comedia en la que, como de costumbre, varias soledades se entrecruzan. Ojalá tenga tiempo de volver a esta película en los próximos días. Las Razones del Corazón (México-España, 2011), de Arturo Ripstein. Vista en Morelia 2011 y exhibida en la 53 Muestra Internacional de Cine, llega finalmente en discreto estreno comercial la más reciente película ripsteniana. Escribí de ella hace rato por acá. Una Noche en el Fin del Mundo (The World's End, GB, 2013), de Edgar Wright. El quinto largometraje de Wright y tercero realizado en colaboración con Simon Pegg y Nick Frost, cierra magistralmente una trilogía de hilarantes buddy-movies que inició con El Desesperar de los Muertos (2004) y continuó con Hot Fuzz: Súper Policías (2007). En los tres casos la fórmula es la misma. Se trata de provocadoras comedias viriles que funcionan también como sátiras sociales, mezcladas con algo más: el cine de zombis, las películas de acción policiales y, ahora… Bueno, eso tendrá usted que descubrirlo, porque soy incapaz de arruinarle la sorpresa. Desde esta atalaya, la mejor comedia que he visto en el año. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. De Jueves a Domingo (Chile-Holanda, 2012), de Dominga Sotomayor. Exhibida en el FICUNAM 2012, escribí de esta cinta hace rato por acá. Las Lágrimas (México, 2012), de Pablo Delgado. Vista en Morelia 2012, estamos ante una sentida (pero nunca sentimental) descripción de lo que sucede dentro de una familia (mamá casi catatónica, hermano mayor adolescente alcoholizado, hermano menor preadolescente confundido) ante la clara ausencia paterna. No importa, en realidad, lo que ha pasado con el padre -si se murió o se fue- sino lo que sucede entre los dos hermanos, que tratan de recuperar lo que existe entre ellos. La cinta está competentemente realizada, los jóvenes actores (Fernando Álvarez Rebeil y Gabriel Santoyo Navidad) encarnan con justeza los conflictos de sus personajes y se agradece que el cineasta debutante no haya alargado artificialmente la anécdota para llegar a una duración de largometraje comercial. Así como está, es un muy decente ejercicio escolar. No más, pero no menos.
Mi Novia Ideal (Dark Horse, EU, 2011), de Todd Solondz. Con ese título en español, pareciera que el más reciente largometraje de Solondz no es más que una comedia romántica del montón. Nada más lejano a esto: se trata de una ácida, cruel y depresiva comedia en la que, como de costumbre, varias soledades se entrecruzan. Ojalá tenga tiempo de volver a esta película en los próximos días. Las Razones del Corazón (México-España, 2011), de Arturo Ripstein. Vista en Morelia 2011 y exhibida en la 53 Muestra Internacional de Cine, llega finalmente en discreto estreno comercial la más reciente película ripsteniana. Escribí de ella hace rato por acá. Una Noche en el Fin del Mundo (The World's End, GB, 2013), de Edgar Wright. El quinto largometraje de Wright y tercero realizado en colaboración con Simon Pegg y Nick Frost, cierra magistralmente una trilogía de hilarantes buddy-movies que inició con El Desesperar de los Muertos (2004) y continuó con Hot Fuzz: Súper Policías (2007). En los tres casos la fórmula es la misma. Se trata de provocadoras comedias viriles que funcionan también como sátiras sociales, mezcladas con algo más: el cine de zombis, las películas de acción policiales y, ahora… Bueno, eso tendrá usted que descubrirlo, porque soy incapaz de arruinarle la sorpresa. Desde esta atalaya, la mejor comedia que he visto en el año. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. De Jueves a Domingo (Chile-Holanda, 2012), de Dominga Sotomayor. Exhibida en el FICUNAM 2012, escribí de esta cinta hace rato por acá. Las Lágrimas (México, 2012), de Pablo Delgado. Vista en Morelia 2012, estamos ante una sentida (pero nunca sentimental) descripción de lo que sucede dentro de una familia (mamá casi catatónica, hermano mayor adolescente alcoholizado, hermano menor preadolescente confundido) ante la clara ausencia paterna. No importa, en realidad, lo que ha pasado con el padre -si se murió o se fue- sino lo que sucede entre los dos hermanos, que tratan de recuperar lo que existe entre ellos. La cinta está competentemente realizada, los jóvenes actores (Fernando Álvarez Rebeil y Gabriel Santoyo Navidad) encarnan con justeza los conflictos de sus personajes y se agradece que el cineasta debutante no haya alargado artificialmente la anécdota para llegar a una duración de largometraje comercial. Así como está, es un muy decente ejercicio escolar. No más, pero no menos.