Thor: Ragnarok (Íden, EU, 2017), de Taika Waititi. La más reciente cinta de la interminable saga del Marvel Cinematic Universe funciona muy bien como película en sí misma, independientemente del lugar qué ocupará en las siguientes entregas de los Avengers. Se trata de una muy lograda comedia en sus distintas fórmulas (slapstick, buddy-movie, montypythonesca), bien interpretada por un buen grupo de actores echando relajo. La vis cómica de Chris Hemsworth, para variar, impecable. Pero esto no es novedad. Mi crítica in extenso mañana aquí en el blog. (** 1/2)
Un amor inseparable (The Big Sick, EU, 2017), de Michael Showalter. Un aprendiz de comediante judío que vive en Nueva York se enamora perdidamente de una WASP que proviene de una cultura muy distinta a la de él. Cámbiele lo de judío por musulmán y Nueva York por Chicago y Un amor inseparable parece, a bote pronto, una suerte de re-elaboración con final feliz de Dos extraños amantes (Allen, 1977). En efecto, la influencia alleniana está omnipresente en esta comedia romántica, por más que esté basada en la verdadera historia de amor del protagonista Kumail Nanjiani y su coguionista y esposa Emily V. Gordon. Holly Hunter se roba la película en cuanto aparece. Mi crítica en la sección Primera Fila del diario Reforma del viernes pasado. (***)
Amantes (The Lovers, EU, 2017), de Azazel Jacobs. Michael y Mary (Tracy Letts y Debra Winger) son un matrimonio maduro que, en el mejor de los días, comparten una vida en común que se parece mucho a la de unos compañeros de cuarto. Tienen un hijo universitario (Tyler Ross) que vendrá a visitarlos en unos días con su guapa novia (Jessica Sula), pero lo que los tiene realmente ocupados son sus respectivos amantes: Michael tiene un affaire con una histérica maestra de ballet (Melora Walters) mientras que Mary tiene como amante a un egocéntrico escritor (Aidan Gillen). Los dos, Michael y Mary están esperando la visita del hijo para anunciarle que, por fin, después de una larga vida de insatisfacciones, infidelidades y pleitos, están listos para separarse de una vez por todas.El cineasta/guionista independiente Jacobs ha creado una muy interesante comedia romántica que parte de una premisa clásica si las hay -las re-marriage comedies de los años 30/40-, protagonizada por una brillante pareja de intérpretes (una reaparecida Debra Winger, el dramaturgo vuelto actor Tracy Letts) y acompañada por la desatada partitura romántica de Many Hoffman que sigue los ires y venires amorosos/infieles de Michael y Mary como si se tratara de los protagonistas de la nueva adaptación de Cumbres borrascosas. El resultado es un filme divertido que satiriza las tonterías de sus personajes pero que nos las condena, porque se trata de tonterías, ay, tan humanas. (**)
Alba (Ecuador-México-Grecia, 2016), de Ana Cristina Barragán. El cine ecuatoriano es prácticamente desconocido fuera de las fronteras de su país, pero el "exotismo" de su origen no es razón para ver esta opera prima de la cineasta Ana Cristina Barragán.Estamos ante una meritoria película de crecimiento infantil centrada en la Alba del título (Macarena Arias), un niña de 11 once años de edad que vive con su madre enferma y tirada en cama (Amaia Merino). Cuando la mamá tenga que ser trasladada a un hospital, Alba se irá a vivir con su papá Igor (Pablo Aguirre Andrade), a quien nunca ha tratado de cerca.El guion escrito por la propia cineasta Barragán sigue una estructura previsible -la adaptación de Alba a su nuevo hogar, la dolorosa entrada a la adolescencia, sus problemas de pertenencia con sus compañeritos de la escuela- pero la sensibilidad de la directora es notable, la niñita Arias está sensacional y la propia historia rehuye con inteligencia todo momentos sentimentaloide. Un promisorio inicio en el largometraje para la ecuatoriana Barragán. (*)