Party Girl (Ídem, Francia, 2014), de Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger y Samuel Theis. La ganadora de la Cámara de Oro en Cannes 2014 es una suerte de re-elaboración de la mucho mejor Gloria (Lelio, 2013) -la cinta chilena, no la biopic de la Trevi- cuya máxima gracia es que la protagonista, Angélique Litzenburger, interpreta una especie de versión de sí misma, a tal grado que sus hijos en la cinta son sus retoños en la vida real, incluyendo al codirector Samuel Theis. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.
La Leyenda de las Momias de Guanajuato (México, 2014), de Alberto Gutiérrez. El más reciente filme animado de la casa productora Ánima Estudios (desde Magos y Gigantes/Couturier y Sprowls/2003 hasta la aún sin estrenar Ana y Bruno/Carrera/¿2015? pasando por el trancazo taquillero Don Gato y su Pandilla/Mar/2011 y la serie televisiva El Chavo Animado) es la tercera parte -y seguramente no la última- de la muy redituable saga de los "cazafantasmas" mexicanos que inició con La Leyenda de la Nahuala (Arnaiz, 2007) y continuó con La Leyenda de la Llorona (Rodríguez, 2011).La historia es similar a las dos cintas anteriores: un equipo variopinto liderado por el niño Leo San Juan (Benny Mendoza) llega al Guanajuato de 1810 a rescatar a Xóchitl, la chacha/amiga de la popis Teodora (Mayté Cordero), que llegó a la ciudad en busca de charamuscas y ya no regresó. A Leo lo acompañan, además de la chica-de-la-Ibero Mayté, el viejo español Don Andrés (Andrés Coutirier) y el Alebrije (Rafael Inclán). Al llegar a la ciudad, se dan cuenta que las calles de Guanajuato están invadidas por momias (en realidad, zombis, pero como no hay "Zombis de Guanajuato"...), que han sido traídas del mundo de los muertos por un obsesionado francés que buscaba revivir a su mujer fallecida hace tiempo. Siguiendo la moda contemporánea del dominio de las heroínas en el cine de acción y en el animado, la audaz Valentina (Ale Müller), una niña vestida de hombre que busca limpiar el nombre de su padre muerto, será más activa y valiente que el propio Leo.Aunque la calidad de la animación ha mejorado de manera sustanciosa -de hecho, hay una secuencia notable: la del brujo rancherón que explica la historia, por si los niños o sus papás han estado distraídos-, también es cierto que Ánima no puede competir con las compañías allende el Bravo ni, tampoco, con las que están al otro lado del Océano Pacífico. La diferencia entre una y las otras sigue siendo abismal.De cualquier forma, pareciera que esto no le importa demasiado al público infantil mexicano ni a sus papás, quienes han hecho que cada cinta de Ánima Estudios sea, en mayor o en menor medida, un éxito taquillero. El humor, lleno de anacronismos, es muy elemental, pero Rafael Inclán y Eduardo España, quienes le prestan su voz a una pareja/dispareja de alebrijes (uno, barriobajero; el otro, hippioso), son unos auténticos profesionales, capaces de sacar una sonrisa de las piedras. Por ellos, es posible que los sufridos pater-familias soporten un poco más todo el asunto.