La Revolución de las Alcatraces (México, 2012), de Luciana Kaplan. Meritorio documental del cual escribí cuando lo vi en Morelia 2012 por acá.
En Otro País(Da-reun na-ra-e-seo, Corea del Sur, 2012), de Sang-soo Hong. Otro fascinante ejercicio narrativo formalista del maestro Hong. En cuanto regrese de La Habana, escribiré de ella in extenso.
Cuestión de Tiempo(About Time, GB, 2013), de . Supongo que esta encantadora cursilada sobre viajes en el tiempo califica como mi placer culpable del año pero si es así, ni hablar. Es más, ni vergüenza me da, ahora que lo pienso. Demándenme. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.
Ventanas al Mar (México, 2011), de Jesús Mario Lozano. El tercer largometraje de Lozano, presentado en Guadalajara 2011, está lleno de tropezones pero también de elementos valiosos. Un par de parejas -una joven y mexicana; la otra, anciana y española- se encuentran en Cozumel, a donde han ido a pasar unas paradisiacas vacaciones. Las dos parejas tienen sus secretos, las dos tienen sus problemas pero, aparentemente, las dos son felices a su modo.Lozano y su cinefotógrafo Juan José Savaria logran unas bellas tomas submarinas, el paisaje de Cozumel está bien aprovechado y hay por ahí una notable escena en la que, a través de un elegante travelling, somos testigos de lo que sucede en los cuartos vecinos en donde se aman, cada una a su manera, las dos parejas. El juego actoral es consistente y la banda sonora -invadida por clásicos como "Lágrimas Negras", "Perdón", "No, no y no", "Mar y Cielo", "Obsesión"- no tiene desperdicio.
Por desgracia, también tiene sus problemas: hay inconsistencias en el trazo de los personajes (la invasión del anciano del cuarto de los jóvenes para tener un arrebato fetichista), hay elementos mal desarrollados (el coro griego -más bien, maya- que comenta que ahí viene la tormenta y que, de pasada, se queja de sus condiciones económicas) y, además, el tremendismo melodramático del final no me terminó de convencer. Eso sí, en esta última sección de la película, Lozano logra otra escena notable: una pesadilla sexosa/acuosa que podría haber salido de la imaginación de Polanski.