Magallanes (Perú-Argentina-Colombia-España, 2015), de Salvador del Solar. Un taxista (Damián Alcázar) -que, además, es chófer/asistente de un anciano militar (Federico Luppi)- toma una pasajera (Magaly Solier) que le hace recordar su pasada vida en la milicia. Un drama social muy convencional elevado por las actuaciones de Alcázar y, especialmente, de Magaly Solier. (**)
Todos queremos a alguien (México, 2016), de Catalina Aguilar Mastretta. El segundo largometraje de Aguilar Mastretta es una comedia romántica bastante convencional que destaca por sus magníficos diálogos -evidente marca de fábrica de Aguilar Mastretta si uno recuerda su opera prima Las horas contigo (2014)- y su competente manejo del reparto. Karla Souza vuelve a demostrar su impecable vis cómica. Ojalá el cine comercial -y taquillero- mexicano presumiera estas cualidades. Mi crítica en el Primera Fila del viernes pasado de Reforma. (* 1/2)
Elle, abuso y seducción (Elle, Francia-Alemania-Bélgica, 2016), de Paul Verhoeven. Una poderosa ejecutiva (Isabelle Huppert) es atacada y violada en su propia casa por un misterioso enmascarado. Lo que parece al inicio un thriller se transforma en un provocador retrato de un personaje tan fascinante como repelente: la ella del titulo, una mujer que puede ser todo, menos una víctima. Escribí de ella por acá.
(***)Enemigo de todos (Hell or High Water, EU, 2016), de David Mackenzie. Un western contemporáneo que, cumpliendo las reglas básicas del género, invita a una lectura social que resultó profética. El oeste gringo del siglo XXI retratado en este filme es el caldo de cultivo perfecto para la frustración y el resentimiento que eligieron a Donald Trump. Jeff Bridges, en el papel del correoso y verboso sheriff, debería ganar otro Oscar. Por desgracia, no ganará. Espero escribir de esta obra mayor in extenso en los próximos días. (*** 1/4)