Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXIX y CCLXXX

Publicado el 31 marzo 2014 por Diezmartinez


Los últimos dos fines de semana estuve en Guadalajara 2014, así que estoy bastante atrasado en cuanto a la cartelera comercial se refiere -no he visto la secuela de Los Muppets, Noé, ¡Somos lo Mejor! y Todo Está Perdido- pero, bueno, espero amanarme en los próximos días, si es que el tiempo me lo permite. En fin, van unas líneas sobre lo único que pude ver en las últimas dos semanas:
Narco Cultura (México-EU, 2013), de Shaul Schwarz. Aunque este documental no presenta nada que no sepa un mexicano más o menos bien informado -y menos para quien viva en los lugares que muestra el filme-, esta cinta documental de Schwarz está realizada con eficacia y sentido narrativo. De alguna manera, es una prueba de lo que el diario sinaloense Noroeste ha llamado "la derrota cultural" frente al narco. Mi crítica, en el Primera Fila de Reforma del viernes 21 de marzo.
Capitán América y el Soldado del Invierno (Captain American: Winter Soldier, EU, 2014), de Anthony y Joe Russo. Esta secuela del Capitán América: el Primer Vengador (Johnston, 2011) repite el patrón de las demas secuelas de los otros Avengers (las continuaciones de Iron Man y Thor). Es decir, lo que en la primera película eran hallazgos más o menos notables, en la secuela todo se convierte en rutina vergonzosamente previsible y a veces hasta autoparódica -y sin intención. Lo peor de todo: los villanos de este episodio -un Robert Redford en la pura hueva y un tipo enmascarado tipo Bane al que nomás le falta llorar (el Soldado del Invierno del título)- de verdad apestan. ¿Dónde está Loki cuando se le necesita?
El Amigo Alemán (Argentina-Alemania, 2012), de Jeanine Meerapfel. Un melodrama romántico y (dizque) histórico que, con todo y lo bien intencionado que pueda ser, termina convertido en no más que en una convencional historia de amor entre un hombre y una mujer separados por sus distintas historias y por la Gran Historia -así, con mayúsculas- que los rodea. En el Buenos Aires de los años 50, un niño y una niña cuyos padres son imigrantes alemanes entablan una entrañable amistad que, a la larga, se transformará en amor, a pesar de sus diferentes orígenes: ella (Celeste Cid) es hija de judíos alemanes, mientras que él (tieso Max Riemelt) proviene de una familia que apenas oculta su pasado filonazista. Ya se imaginará usted lo que sigue: nada es particularmente notable.