Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCXXVIII

Publicado el 23 abril 2012 por Diezmartinez



Flor en Otomí (México, 2011), de Luisa Riley. Puedo estar equivocado, pero creo que este es el primer largometraje documental de la veterana documentalista televisiva Luisa Riley, que cuenta en su haber con varias biopics producidas por el canal 22 sobre Gironella, Gurrola, Paico Ignacio Taibo I y demás.  Flor en Otomí es un sólido recuento de la vida y la muerte de Deni Prieto Stock, una jovencita de apenas 19 años de edad que un día, a fines de 1973, se había despedido de sus padres -él, intelectual de izquierdas, hijo de (nada menos) Jorge Prieto Laurens; ella, judía y de familia inmigrante y atea- para irse a la guerrilla, en concreto, a una casa de seguridad que el Frente de Liberación Nacional (FLN) tenía en Nepantla. Un 14 de febrero de 1974 las fuerzas de seguridad entraron a la "Casa Grande" del FLN echando bala y mataron a cuatro militantes. A Deni, de nueve balazos.  Riley reconstruye no tanto los hechos específicos sino la personalidad de la pequeñita pero voluntariosa Deni a través de los testimonios de su hermana Ayari, de una compañera sobreviviente del FLN y de los muchos amigos/pretendientes/compañeros que tuvo Deni -que significa flor, en otomí-, esa inolvidable muchacha de manos pequeñas y anteojos enormes. Por supusto, se trata no sólo de recordar a Deni sino a toda una época, a toda una generación.
Una Separación (Jodaeiye Nader az Simin, Irán, 2011), de Asghar Farhadi. Si Hitchcock hubiera dirigido un melodrama moral/familiar habría hecho algo como esto: una película realizada con gran dominio técnico, llena de suspenso y con incesantes vuelta de tuerca. Uno de los mejores filmes del año. Mi crítica, en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado. 
¿Sabes Quién Viene? (Carnage, Francia-Alemania-Polonia-España, 2011), de Roman Polanski. A pesar de las limitaciones de la premisa y el escenario -un departamento con dos parejas matrimoniales discutiendo de principio a fin-, Polanski y su reparto dan cátedra de cómo hacer cine. No es una obra mayor de Polanski, pero es mejor que casi todo lo que vemos cada fin de semana en la cartelera comercial. Mi crítica, esta misma semana. 
El Fantasma de Madeline O'Malley (The Inkeepers, EU, 2011), de Ti West. Esta es una película curiosa. Inicia como una suerte de nueva versión de Detrás del Mostrador (Smith, 1994) y, luego, poco a poco, se va transformando en una efectiva película de fantasmas.  Claire (Sara Paxton) y Luke (Pat Healy) trabajan como recepcionistas/camareros/botones/corre-ve-y-dile en el "Yankee Pedlar Inn", un hotelucho de Conneticut que está a punto de cerrar en ese mismo fin de semana. De hecho, el hotel está completamente vacío a no ser por unos cuantos huéspedes: una joven madre con su hijito, una actriz convertida en psíquica (Kelly McGillis, reaparecida e irreconocible) y un anciano que ha llegado de último minuto. Ah, y el fantasma del título, que Luke busca grabar para sacarle algo de dinero al website de fantasmas que ha construido. En cuanto a la inquieta Claire, ella quiere ver al fantasma porque... porque... en realidad, porque no tiene nada mejor que hacer. La comedia va cediendo terreno hacia una baratona pero eficaz relectura de El Resplandor (Kubrick, 1980), con todo y el hotel  vacío, dominado por sus fantasmas enmuinados. Un buen palomazo para los amantes del género.